¿Licántropo o Vampiro?

¿Licántropo o Vampiro?

domingo, 8 de noviembre de 2009

Epílogo: Rhage

Habían pasado dos meses desde aquella noche.
Todo estaba más tranquilo desde entonces, La Mano Oscura no había vuelto a dar señales de vida y teníamos una vida normal… Normal para nosotros, claro. Con nuestra casa en las montañas y nuestra felicidad. Normal, al fin y al cabo.
Pero que dos vampiros y un licántropo convivieran, no era normal, por supuesto. Y eso lo sabía yo mismo, que era el único diferente en aquel Aquelarre. Y hacía ya bastantes días que me sentía sobrar en el entorno.
Me sentía solo, aunque estuviera rodeado de Dan y Matt. Me sentía solo porque yo no tenía nadie a quien entregarle mi amor… Y tenía miedo de no poder amar y de que nadie pudiera llegar a amarme. Y aquel sentimiento se plantaba en mi pecho, haciéndole daño. Era una espina clavada que quería sacarme con lo que fuera, pero por miedo a tocarla para que se hundiera más, la dejaba allí.
Solo tenía la compañía de dos vampiros por la noche y una manada de lobos en las montañas que me había elegido como líder durante el día.
Aquello no era vida… y lo sabía. Pero era tan cobarde y tan dependiente que no podía ni pensar en alejarme de allí y dejar atrás a mi familia o lo que fuera, como ya había hecho hacía cinco años. Tenía tanto miedo de volver a sufrir tanto que simplemente no hacía nada para evitar mi sufrimiento y sufría en silencio, a sabiendas de que eso no era bueno y que podría ser perjudicable al final.
Me levanté del césped donde estaba tumbado y me senté sobre mis cuartos traseros, observando la puesta del sol. Cada día lo hacía… y cada día me sentía más solo cuando la veía, sin poder compartirla con nadie. Porque no tenía a nadie.
Eché al trote hacía la casa para darles los buenos días a Matt y Dan… o más bien las buenas noches. Y de nuevo aquel apretón en el pecho. No estaba celoso de que Matt ya no me prestara tanta atención como antes, estaba contento por él. Lo había pasado muy mal con Virginia y ahora le veía sonreír de una forma que nunca antes había visto… y me encantaba. Pero no os equivoquéis, lo que yo siento por Matt es fraternal… o más bien como si fuera mi padre, porque me ha cuidado desde que me convertí en licántropo… y lo pasé fatal, me habría dejado morir gustosamente… pero ya os he dicho que soy un cobarde para según que cosas y que no podría hacer eso. Así que Matt fue como un milagro en mi vida. Un rayo de luz en la oscuridad.
Aunque empezara siendo un juego. Y estoy muy contento de que hayamos pasado por tantas cosas, juntos. Pero ahora él tenía a Dan y no podía cuidarme a mi… Y lo comprendía perfectamente. A Dan también la quería, los dos me regalaban su amor cada noche y se lo agradecía con todo mi corazón. Pero no aguantaba más… y creo que ellos lo notaban, pero no decían nada por miedo a perderme.
No sabía si quería marcharme, pero lo necesitaba. Tenía que independizarme de Matt y de Dan… seguir por mi cuenta y empezar una vida como un lobo solitario. Y quién sabía, quizá en aquella búsqueda de mi yo interior podría encontrar a alguien a quien amar y que me entregara todo su amor. Lo deseo. Lo necesito.
Cuando llegué a la casa, esperé afuera, no tenía nada que coger porque tenía pocas pertenencias. Me gustaba ser un lobo y me sabía las claves de los bancos de memoria por si tenía que sacar dinero. Esperé varios minutos hasta que Dan abrió la puerta.
Desde que era una vampiresa vestía diferente, había dejado atrás aquellos extraños trajes que solía llevar para ponerse ropa que le sentaba de maravilla. Aquella noche llevaba un vestido veraniego de flores verdes y amarillos que le quedaba realmente bien.
-Buenos días, Alex.-Me saludó, con un sonrisa.
Ladré para contestar.
Y detrás apareció Matt, que se apoyó en el marcó de la puerta. Matt seguía vistiendo igual, con su estilo. Jersey de cuello alto y vaqueros. Como cuando le conocí. Movió la cabeza a modo de saludo y le imité.
Creo que fue entonces cuando los dos se percataron de lo que pretendía hacer… Quizá porque se me notaba mucho o porque ya se lo temían. Pero sobraron las palabras para decirnos adiós. Nos entendíamos demasiado y aquello era un problema. Dos era bueno, peor tres era multitud.
Matt se acercó a mí, se agachó y me tocó el hocico con cariño.
-Ten cuidado, por favor…-Casi suplicó, en un susurro.
Le lamí la cara, sabía que lo odiaba, pero era mi forma de decirle adiós con todo mi amor y cariño, de darle las gracias por cuidarme durante el tiempo que habíamos estado juntos y le hacía la promesa de tener cuidado
No sabría si estaría mucho tiempo fuera o si simplemente no volvería a verlos. Me daba miedo pensar las dos cosas… Porque necesitaba mi espacio y les necesitaba a ellos.
Cuando Dan se acercó a mi, me abrazó con fuerza, incluso casi me rompe un par de huesos… La pobre aún no controla su fuerza. Y luego me besó en el pelaje.


Y ya está… Me separé de la vampiresa y me eché a correr sin mirar atrás, dejando que con la velocidad mis lágrimas también se quedaran atrás.





Y yo corrí, corrí, corrí
Y caminé y caminé para ver el polvo entre mis pies,
Y yo rompí y rompí y me destrocépara poder estar cerca de ti
Y al fin loconseguí.
Yo conseguí, yo conseguí
poder volar cerca de ti





No sé cuantos días corrí sin parar alejándome de aquel condado, de aquel país, de aquel continente. Simplemente sentía que si corría no pensaba, y no quería pensar… O no al menos en ellos.
A la semana de estar corriendo paré en un bosque a descansar y la soledad me invadió más fuerte que nunca. Les echaba de menos tanto o más que ellos a mí…
Me tumbé bajo un árbol a la sombra y decidí echar una cabezada para volver a correr más tarde. Había cazado y bebido cerca de allí, con lo cual las energías vendrían mientras dormía.
No sé cuánto dormí exactamente, pero no lo hice muy bien. Notaba como si alguien me observara en mis sueños y aquello me incomodó tanto que desperté bruscamente en la noche. Cuando fui a estirarme me percaté de que no estaba solo.
Ante mi había un lobo de pelaje gris y ojos negros que me observaba con lo que parecía ser interés. Le gruñí para que se largara, pero no lo hizo, me observó ladeando la cabeza. En primera instancia pensé que era un macho, pero cuando se levantó y me llegó su olor, me di cuenta de que era un hembra… Y no sé que me pasó exactamente… Pero aquel olor me pareció exótico y sensual. Quizá penséis que estoy loco, incluso yo lo pensé. Que un animal me atrajera era asqueroso… Pero aquellos ojos negros parecían humanos, incluso parecía tener inteligencia propiamente dicha. Y cuando me acerqué a la loba, esta se alejó de mí. Y fue cuando me devolvió el gruñido, mostrándome sus colmillos.
Agaché la cabeza, disculpándome por haber sido grosero. La loba me miró sin entender, sentándose de nuevo y la imité.
Ladré para llamar su atención y ella volvió a ladear la cabeza. Me levanté para acercarme a ella y ella se volvió a alejar.
Entendía que recelara de un desconocido… pero yo solo quería conocerla y saber si había una manada cerca.
-¿Vishous?
Los dos alzamos las orejas mirando hacia la misma dirección. De entre los matorrales salió un chico, -bueno salir, más bien casi se cae al salir-, de cabello castaño lleno de ramitas y hojas y semidesnudo, tapado solo con unos pantalones roídos por el tiempo.
-Aquí estás, perra traidora… ¡Me has dejado solo con Phury! ¿Sabes lo que es eso? Joder, ha empezado ha hablar de Tohrmente y…-Y fue cuando reparó en mi.- ¿Quién es tu amigo?
Miré a la loba que me miraba desde hacía bastante rato y luego al muchacho y cuando volví a mirar a la loba, ya no había una loba. Pegué un brinco. ¿Licántropos?
En el lugar de la loba había una chica desnuda, de grandes ojos negros y cabello castaño igual de enmarañado que el chico.
-Es un viajero…-Dijo, mientras se intentaba colocar el cabello.
-No solo soy un viajero.-Me había transformado para que me vieran.
-¡Atiza, otro hombrelobo!-Exclamó el chico.
La chica-loba me miró con interés.
-Ya decía yo…
-Ey… ¿y si os tapáis un poco? Me siento incomodo siendo el único que lleva tapadas sus partes.
-Cállate Zsadist.
Zsadist sonrió.
-Al final me tendré que quitar lo mío… es eso lo que quieres, ¿eh Vishous?
-No importa…-Dije, en un susurró.
Vishous, me miró con una sonrisa y comenzó a caminar hacia en dirección por donde había venido Zsadist.
Zsadist la siguió con la mirada y luego me miró a mí con cara pícara.
-En menudo lío te has metido.
-¿Qué? ¿Cómo?-Dije, sin entender.
Zsadist se acercó a mí y me pasó un brazo por los hombros.
-Hace mucho tiempo que no la veo sonreír de esa forma, ¿sabes? Y sólo significa una cosa… Que a Vishous le gusta el nuevo.
La verdad es que en aquel momento no me enteré de nada de lo que dijo Zsadist… Pero ahora lo entiendo todo y soy verdaderamente feliz.
Si os pregustáis quiénes eran esos lobos, eso es fácil. Una manada de licántropos que convivían juntos después de haber vencido a la bestia.
Si os preguntáis si me quedé con ellos, creo que es obvio, ¿no?
Si os preguntáis qué pasó con Zsadist, se ha convertido en mi mejor amigo.
Y por ultimo y seguro que os lo estáis preguntando qué paso con Vishous, buff, fue complicado porque al principio chocábamos, pero eso es otra historia que no voy a contar en este momento, ahora somos pareja y estamos esperando un par de cachorros. En cuanto Vishous de a luz, me ha prometido que iremos a ver a Matt y Dan, arde en deseos de conocer a los vampiros y yo estoy encantando.
Me costó llegar a la felicidad, pero ahora en mi nueva vida, todo es felicidad y amor.
Ya me tocaba, ¿no creéis?
Dejé a Alexander Blackstone atrás y me convertí en Rhage, es la mejor decisión que he tomado en mi vida y creo que nunca llegaré a arrepentirme lo suficiente para volver ha hacer el cambio.





FIN.
07-11-2009

sábado, 7 de noviembre de 2009

Crónica III: Lucha de Titanes

Capítulo VIII: El Apocalipsis.


Ante la puerta esperaban el inminente ataque de los enemigos, oían los aullidos del lobo y apuntaban hacia la puerta con esmero, no iban a fallar y todo acabaría en un par de disparos. La chica, a la que habían cogido como escudo, era retenida por los fuertes brazos del líder, que la sostenía apuntando con la ballesta hacia la puerta., manchándose de la sangre que aún brotaba de ella, perdiendo poco a poco la vida que habitaba en ella con aquel líquido escarlata que teñía todo a su alrededor.
Aquella noche se iba a verter muchísima sangre aparte de esa, sangre sobrenatural.
Pero como siempre pasa en todas las historias, no pasó como uno de los lados esperó.
Cuando los aullidos del lobo cesaron y nadie echaba la puerta abajo, comenzaron las preocupaciones entre los novatos, que entre nervios y miedo, tenían un nudo en el estómago que poco les hacía hacer más que respirar, con los músculos agarrotados. Su líder, apretando la mandíbula, deseoso de aplastar cabezas, notaba como le hervía la sangre en las venas, sintiéndose un tanto estúpido esperando allí encerrados. Porque, pensándolo mejor, no estaba en una buena situación. Sí, iban a entrar por la puerta como él pensaba… no había otra manera, ¿pero y si no lo hacían y entraban por los lados? Miró a su alrededor, no quedaban muchos otros sitios por entrar… Pero tenía aquella sensación que hacía removerse a su sexto sentido.
Inseguridad
Cuando Matt cayó desde arriba, ninguno se lo esperaba, por supuesto, al igual que segundos después aquel gran lobo de pelaje cobrizo echara la puerta abajo entre gruñidos, mostrando unos colmillos peligrosos y amenazadores.
El grupo de Restrictores se separó, la chica cayó al suelo y comenzó la lucha.
Un lucha de titanes que duró un tiempo determinado.
Los novatos se dirigieron hacia el lobo, pensando en como lo podrían reducirle sin que ellos salieran heridos. Alex les mostró los colmillos, tenía ganas de desgarrar con ellos.
Yuh cayó al suelo con la sorpresa, perdiendo su arma, muy cerca de Dan, que respiraba entrecortadamente y no tenía la suficiente movilidad como para escapar.
Jake quedó frente a frente de Matt, que le fulminaba con sus ojos azules entrecerrados. Había perdido a la chica como escudo, pero aún le quedaba la ballesta carga y sus poderosos músculos.
-Volvemos a encontrarnos, chupasangre.
Matt no habló, simplemente le observaba. Su plan, improvisado en escasos segundos, había surtido efecto. Con su velocidad vampírica había subido a la parte superior del edificio, y cuando Alex había dejado de aullar, dando la orden de que ya estaba junto a la puerta principal del zulo, había caído con estrépito sobre el suelo, cayendo hacia abajo y sorprendiendo a sus enemigos.
Y ahora tenía que contenerse, porque la estancia estaba impregnada del olor de la muchacha y tenía que hacer lo imposible por no dejar que su instinto se apoderada de él de nuevo y se lanzara ciegamente hacia el líder, que se imponía ante él con una ballesta.
Su cara, como era de suponer, se le hacía familiar. Era la primera vez, pensaba que él, que se encontraban cara a casa… ¿o no?
-¿Por qué has hecho todo esto?-Preguntó, respirando por la boca para que el olor de la sangre no le nublara.
Jake lo observó.
-¿El lobito no te lo contó?-Cuestionó ahora él. Matt no contestó.-Una noche de hace cuatro años en Nueva York… ¿recuerdas? Estuvisteis apunto de morir. Tú y tu perro faldero.
Matt lo recordó todo.
-Así que la venganza.
-Sí, es un plato que se sirve frío… y yo llevo cuatro años soplando para que se enfriara. Ya me toca comermelo.-Jake preparó rápidamente la ballesta y apuntó a Matt, apretando el gatillo.
-¡Cuidado Matt!
Dan se incorporó como pudo, pero Yuh, que había observado todo desde su puesto cerca de ella, la agarró y le tapó la boca con una de sus enguantadas manos. Por fin observaba al vampiro que había matado a Jeffry y con ello a su hermana. Y sintió odio por él, tanta ganas de levantarse y clavarle una estaca en el corazón con sus propias manos y de cortarle la cabeza para luego triturarla y desparramarla por su jardín.
Matt, con su agilidad felina, esquivo la flecha, y la otra que Jake había preparado con rapidez le pasó rozándole un costado y agujereando su camisa.
Ahora le tocaba atacar a él.
Mientras los dos líderes hablaban, Alex y los novatos luchaban por sobrevivir a los ataques de los otros.
Alex las estaba pasando canutas con aquél dos contra uno. Nunca se había enfrentado a dos individuos para sobrevivir y menos a dos tan bien preparados como aquellos dos jóvenes cazadores estaban. Saltaba para repeler las balas de plata y luego atacaba con las fauces abiertas y las garras por delante, pero los jóvenes, que se cubrían el uno al otro, le repelían en seguida. Incluso uno de ellos le había logrado rajar cerca de la oreja derecha y arrancarle un cacho. Y le había dolido a mares, incluso había gritado y le había propinado un mordisco que había dejado la mano inmovilizada de Drake Marcus. Pero ahí estaba Jasson para socorrerle y alejar a la bestia de él.
Era difícil y sentía que no podría contra ellos el solo, miró hacia Matt en busca de ayuda.
Pero Matt, que en aquellos momentos solo pensaba en desmembrar a su atacante, poco podía hacer por él. Le había podido arrebatar la ballesta a Jake, que se había caído al suelo y había rodado para que el vampiro no le agarrara con sus fuertes brazos de mármol.
Pero uno consiguió agarrarle del cabello largo y arrebatarle el pañuelo, ya que el se resistió como era de esperar.
Matt arrojó el pañuelo al suelo, harto ya de tanto juego.
-Pelea en serio capullo, esto no es nada, ¿verdad restrictor?
Jake se llevó una mano a la cicatriz, y asintió, fuera de juegos. Sacó de entre sus ropas un machete y se dispuso a pelear. Aquello iba por Jeffry O’ Connor y por los momentos inolvidables que vivieron juntos.
Matt le observó, poniéndose en posición de ataque y espero a que todo comenzara. Estaba pasando pena por Dan, que había sido apresada por el extraño ser de ojos violetas y por Alex, olía su sangre también. Por eso se había decidido a dar el ataque de gracia que acabara ya con la vid del cazador.
Jake, se pasaba el machete de una mano a otra, con mirada maliciosa. Sin que Matt se lo esperara, se lanzó al ataque clavando el cuchillo en el abdomen del vampiro, que por muy duro que estuviera, no podía contra una cuchilla de plata.
Matt siseó con fuerza, cerrando los ojos con frustración. Jake, lleno de adrenalina por el júbilo del momento al acertar en su enemigo, soltó un grito. Pero Matt abrió los ojos de pronto, clavando su mirada azulada en la verdusca de él y sonrió, sacando el machete de su abdomen y lanzándola lejos de allí, aprisionando el cuerpo de Jake contra el suyo, frío y de mármol.
Y fue cuando Jake lo entendió: Matt se había dejado herir por Jake para tenerlo a su merced y le propinó un abrazó, desarmándole. Todo el miedo que Jake hacía tanto tiempo que no sentía, se agrupó en su estómago y en su garganta. ¿Dónde estaba la fuerza que Jefry le había enseñado a tener? ¿Se había esfumado por un simple movimiento? Se removió, pero con cada movimiento Matt apretaba más su abrazo, como una serpiente. Una puta serpiente.
Los colmillos de Matt comenzaron a alargarse en busco de la yugular de Jake, esté se volvió a remover, oyendo con sus costillas crujían sin poder evitarlo.
-¡Hijo de la gran puta!-Fue lo único que el aire que le quedaba en los pulmones le dejó decir.
La mueca macabra de Matt le daba miedo… y la oscuridad llegaba poco a poco a él.
-Yo que no lo haría, cariño.
Matt giró la cabeza hacia la izquierda, donde aquel ser extraño estaba con Dan entre sus brazos y una media sonrisa. Y entonces, todo el miedo que había sentido Jake se le traspasó a él con rapidez desconcertante, aflojando el abrazo. Su Dan en peligro.
-Suéltala…-Siseó.
Yuh sonrió, triunfante.
-¿Qué suelte a Elisabeth? Jum… déjame que lo piense. NO.-Y ahí estaba el Yuh que solo se mostraba ante Jake.-Suelta tu a Jake y entonces hablaremos tu y yo sobre qué hacer con Elisabeth.
-Se llama Dan…
-Si, bueno, pero Elisabeth es más bonito, ¿y no tiene cara de Elisabeth?-Y una de sus manos la cogió de las mejillas.-Y es tan guapa, apuesto a que…
-¡No la toques!-Rugió Matt.
-Suelta a mi Restrictor, vampiro.-El tono de voz del ser era de lo más autoritario que jamás había oído.-Y entonces tú y yo haremos un trato… ¡Me encantan los tratos!
Matt apretó la mandíbula y soltó a Jake, que cayó al suelo tosiendo como un condenado.
-Asquerosa serpiente… grandísimo hijo de la gran puta… juro que te voy a matar… tengo que matarte…
-Jake, por favor, ¡qué grosero! ¿No ves que vamos ha hacer un trato?
-Este cabrón no se merece ningún trato…
-Oh, sí, si que se lo merece.
-No lo hagas Matt…no aceptes… el trato…-La voz de Dan apenas era audible para oídos humanos, pero todos los de allí los escucharon.
Dan, entre los brazos de Yuh, no podía ya ni mantener los ojos abiertos por propia voluntad. Sentía que de aquella no saldría, ni sus amigos por su culpa. Y aquello la mataba más deprisa. Con lo bueno que había sido Alex con ella desde que había llegado con estrépito a sus vidas y todo lo que había aprendido a sentir por Matt, y él por ella… porque sabía que le amaba con todo su mortal corazón, que se consumía bombeando sangre que se escapaba por la arteria, empalideciendo su cuerpo y enfriándolo con cada espasmo.
Matt notaba como la muerte se la arrebataba, y deseba que no le diera el beso aún. “Aguanta, mi amor, te salvaré aunque sea lo último que haga”
Jake se levantó del suelo observando al vampiro con odio y acercándose hacia Yuh y su Elisabeth.
-Vamos a ver, querido vampiro, la vida de la chica… ¿por la tuya? Un buen trato, si te paras a pensar.
-Acepto.-Matt no se lo pensó dos veces. Sentía que si no lo hacía de inmediato, Dan se iría para siempre a un mundo a donde el no podría llegar con su alma inmortal.
-Pero piénsatelo hombre, que luego no hay marcha atrás… Todo tiene precio, Jake sabe muchísimo de esto, ¿a que sí, encanto?-Jake apretó la mandíbula, fulminándole con la mirada verde con repugnancia… Se imaginó al vampiro haciendo lo mismo con él y tuvo que reprimir las ganas de devolver.-Además de que luego no hay vuelta a atrás… ¿y si te arrepientes? ¿Me captas?
-Si ella vive, no hay por qué arrepentirse.-Dictó el vampiro, con autoridad.
Yuh sonrió, desabrochándole a Dan rápidamente la camiseta y ensañando sus pechos con la venda manchada de sangre.
-Poco le queda de vida… ¿ves? Seguro que tú lo notas tanto como yo. ¿Verdad que si?
Matt, apretó aún más la mandíbula. Si tuviera los minutos necesarios para quitársela de las manos y darle su sangre… todo sería otro cantar. Pero no tenía el tiempo ni las medidas necesarias…
Un aullido lo sacó de su ensimismamiento. Alzó la cabeza y lo vio. Aquel imponente lobo de pelaje cobrizo y ojos verdes, herido pero deseoso de seguir luchando.
-¿Alex?
Alex saltó sobre su cabeza hacía Jake, con las fauces y las garras por delante. Cayó sobre el restrictor y con el rabo, hizo que Yuh cayera al suelo, soltando a Dan, que cayó también golpeándose la cabeza.
Porque mientras Matt y Jake se fundían en su abrazo. Alex había encontrado la manera de deshacerse de los novatos. En uno de los ataques, se percató de que el muchacho al que había herido en la mano, el chico rubio de cabello casco, no paraba de mirar a su acompañante con miedo de que le pasara algo. Viendo el sentimiento de amor en sus ojos. Y no un amor fraternal como él mismo sentía por Matt… No, aquel recluta amaba a su compañero… Y viola!
Solo había tenido que mover bien sus dichas y hacer jaque mate a la reina.
Se había lanzado hacia el muchacho herido en la mano, sabiendo que no se defendería por su dolencia y la preocupación del otro chico. Y así había sido, había hincado sus dientes entorno la clavícula de Drake, que había caído gritando sin parar. Y cuando Jasson había ido a socorrerlo, se había lanzado sobre él sin miramientos, ladrando para asustar al chico.
Y así, había dejado a los dos reclutas heridos, pero no de muerte, por supuesto. Él no iba a matar como sus enemigos, simplemente desarmarlos… Ya cargaba con la culpa de que los chicos acabarían convirtiéndose en monstruos cazadores de bestias como él mismo era. Pero por suerte, la maldición de lobo no caería sobre ellos. “Eso no se lo deseo ni a mi peor enemigo”.
Y ahí estaba ahora Alex, intentando destrozar al líder todo eso. El que había traído su sufrimiento a aquel mundo feliz que había creado con Matt y ahora Dan. Le había costado cuatro años ser feliz de verdad… y ningún cazadore de mierda vendría ahora a romperle su felicidad ni a matar a su amigos… Aunque el tuviera que morir con su ataque suicida.
-¡Alex!
Oyó la voz de Matt, pero la ignoró, intentando morder a Jake, que tenía sus manos en torno a su cuello, repeliendo su mordedura.
Y fue cuando Matt tomó la decisión.
Corrió hacía Dan, pero Yuh se interpuso entre la humana y él… y fue cuando su instinto hizo acto de presencia.

Please don't jump
Don't jump
And ïf all that can't hold you back
I'll jump for you

Una mano se cerró entorno al cuello del ser y lo apretó con todas sus fuerzas. Yuh no pudo hacer nada, y antes de que su cuello se partiera en dos y se alejara en la oscuridad en dirección a su Infierno Personal, la vio, vio el rostro perfecto de Yih y sintió todo el amor que siempre sentía cuando la veía con su brillante sonrisa. Cuánto había anhelado ver de nuevo aquella sonrisa. Extendió la mano en su dirección y la visión se enfundó. “Allí voy, Jodido Infierno”.

When you walk away
You don't hear me say
Please, oh baby don’t go
Simple and clean is the way that you're making me feel
Tonight
It's hard to let it go

Jake, con la inminente muerte de Yuh, sintió escalofríos y toda la fuerza se le fue, dejando que los colmillos de Alex se cernieran sobre él. Pero él ya no sintió eso, claro que no, su cuerpo había dejado de vivir en el mismo instante que el de Yuh. Y él se alejaba, flotando, observando todo a su alrededor. Y ya no era ese fuerte hombre de veinticuatro años con cicatrices de dolor en el cuerpo, sino el chiquillo que había sido con Jefry y que le había encantado volver a ser durante aquellos cuatro años que había pasado sin él. Y entonces, el también tuvo su visión de Jefrey, con su imponente cuerpo lleno de músculos y cicatrices de batallas vividas. Y que hermosos le pareció poder verlo de nuevo, sentir que le miraba con orgullo, como siempre.
Jefferson O’ Connor.
Lo has hecho bien, muchacho.
Y lágrimas de felicidad cayeron de sus ojos verdes, haciendo un reguero por sus mejillas.
Ya podía ir en paz… Aunque su venganza no se hubiera cumplido, él ya descansaría en paz sabiendo que su maestro no estaba dolido con él. La vida en el Infierno no sería nada comparado con aquellos cuatro años vagando por el mundo de las sombras.
Por fin le tocaba ser feliz.

Y jamás des por perdidala partida, cree en ti.
Y aunque duelan, las heridas curarán.

Cuando Alex se percató de que Jake ya no se movía se quito de encima suya… ¿Lo había matado?
Se giró, y vio a Matt lanzar el cadáver de Yuh a un rincón y socorriendo a Dan.
Aulló y se convirtió en el chico de rezos pelirrojos de siempre.
-¿Cómo está?
Matt le siseó, enseñándole los colmillos. Alex suspiró, el instinto de Matt otra vez. Se sentó de cuclillas, algo incómodo por estar desnudo, y observó en silencio.
Matt evaluaba el estado de la chica. Se mordió la muñeca y la posó en sus labios entreabiertos.
-Bebe, por favor… bebe.
Alex cruzó los dedos. Sabía lo que Matt estaba haciendo, y le parecía perfecto... no sabría como se tomarían la muerte de la humana. Ni siquiera quería pensar en ello… No podía, y menos en aquellos momentos.
Cuando la sangre comenzó a entrar en el cuerpo de la humana, Matt la incorporó para que tragara mejor. Poco a poco, la sangre vampírica llenaba las venas de Dan y reparaba los destrozos que había sufrido su corazón, con un dolor tan agudo que incluso la despertó de su inconsciencia. Los gritos de agonía que soltaba hacían que la carne se le pusiera de gallina a Alex y el vello se le erizarse.
Y fue cuando Dan clavó su mirada en Matt.
-Tranquila… no temas… solo es tu cuerpo el que muere…-Le dijo, acariciando el cabello despeinado, enredado y rizado de Dan.
Y cuando su cuerpo murió dejó de sentirse humana, su corazón ya no latía igual… No se sentía igual. Era algo inexplicable.

Because you live, and breathe
Because you make me believe in myself
when nobody else can help
Because you live girl,
my world has twice as many stars in the sky

Cuando Dan despertó del estupor en el que se había sumido durante unos minutos, todo era un mundo nuevo para ella. No tenía palabras para explciarlo.
Cuando miró a Matt lo encontró aún más hermosos de lo que era y le entraron ganas locas de besarlo, cosa que no pudo reprimir. Se lanzó hacia él, haciéndole caer y le besó, fundiendo sus labios con los de ella. Dejándose llevar después de tantísimo tiempo.
Alex soltó un grito de júbilo, saltando con un puño hacia arriba.
Cuando el vampiro y la nueva vampiresa se separaron se dijeron que se querían durante bastante rato. Alex sonrió… Aunque a él también le hubiera gustado tener algo así…
Cuando al fin dejaron de jurarse amor eterno y regalarse besos y caricias, se levantaron y Alex se acercó.
-Dan… bienvenida al mundo de nuevo.
Dan sonrió y abrazó a Alex, pero se separó de él rápidamente.
-¡Qué mal hueles!
Alex se quedó perplejo y Matt comenzó a reír.
-¿Verdad que si?-Dijo el vampiro, Alex le fulminó con la mirada.-Hasta que te acostumbre, amor.
Alex sonrió, mirando a Dan, investigándola con sus ojos verdes. Dan se sintió observada y le miró.
-¿Pasa algo?
-¿Eh? No… yo solo… bueno… ¿qué se siente?
Dan sonrió con malicia.
-¿Quieres experimentarlo?

domingo, 18 de octubre de 2009

Crónica III: Lucha de Titanes.

Capítulo VII: Como yo nadie te ha amado.
Lloré y lloré y juré que no iba a perderte Traté y traté de negar este amor tantas veces Si mis lagrimas fueron en vano S al final yo te ame demasiado Como yo, como yo nadie te ha amado.


Cuanto más tiempo estaba allí sentado, menos ganas le daban de salir a enfrentarse a aquel problema… Las dudas se le hacían incipientes en la mente y se formaban solas, acompañadas de algo de miedo que le hacía recelar y recapacitar sobre su consciencia. Porque para nada estaban preparados, ni lo iban a estar en tan poco tiempo. Incluso llegó a pensar que Dan no estaría con ellos en esa batalla… pero gracias a algo divino, la chica estaba dispuesta después de haber hablado con Matt en el coche, los dos solos.
Alex estaba agotado, y aquello no había hecho más que empezar… Bueno, había empezado hacía cuatro años y por fin ahora tenían que terminarlo… o al menos intentarlo.
“Venga Alex, que hace nada estabas dispuesto a todo por Matt… ¡Y lo sigues haciendo!”
Se levantó del sofá y se sacudió, empezando a dar vueltas por la habitación. Iban a rescatar a Virginia y eso le parecía bien, no había ningún problema… quitando que no estaban seguros de que a Matt le volviera a dar un arrebato de instinto protector ante la vampiresa y entonces si tendrían un problema, un grave problema. Por otro lado estaba el tema del Restrictor con el que había hablado. Se iba a interponer en su camino, como ya había decidido el mismo día que había hablado con él, sin dudarlo lo más mínimo… pero que tuviera la ayuda de otros dos semicazadores era otra cosa. No había sentido en ellos el olor a polvo de talco, pero por su forma de moverse y sus gestos sabía que eran aprendices, y de los buenos.
Y de ahí las dudas.
-Alex…
Alex se giró, encontrándose con Dan y sus ojos pardos, que en pocas palabras le decía demasiadas cosas sin ella saberlo. Lo primero que vio fue la preocupación y el dolor. Le sonrió para mostrarle fortaleza… la cual a él mismo le hacía falta en ese momento.
Dan le devolvió una sonrisa forzada.
-¿Qué tal?-Preguntó el joven licántropo, cruzándose de brazos, para hacer el momento menos incómodo.- ¿Hace frío, verdad?
Dan se encogió de hombros, con una mano en el marco de la desgastada puerta.
-Quería hablar contigo de algo.-Dijo la chica.
Alex asintió, volviéndose a sentar en el sofá. Dan le imitó, sentándose a su lado.
-Cuando quieras...
Dan suspiró, buscando las fuerzas.
-Si a Matt le vuelve a dar… ya sabes, algo como lo de anoche, no quiero que lo detengas, ¿vale?
Alex frunció el ceño, observándola sin entender.
-¿Cómo?-El licántropo no lo entendía.
-Cuando vea a Virginia le volverá a pasar esto, estoy casi segura, ¿lo entiendes?-Alex asintió.-Así que no quiero que lo detengas por mi… a mi me da igual. Si él lo hace es por algo.
-Pero…
-Déjalo Alex… ¿vale?
-Pero Dan…
-En serio, Alex… ya he hablado con Matt y le he dicho lo que hay. Él me ha prometido que no pasará nada… pero no me lo creo, quiero hacerlo, de verdad, pero no puedo.-Explicó la chica, brevemente. Y sonrió, o al menos lo intentó.
Alex la escudriñó con la mirada. “Está loca”, fue lo primero que se le pasó por la cabeza. Pero claro… si al él mismo le había dolido oír que Matt quería proteger y amar a Virginia, ni se llegaba a imaginar lo que le había dolido a ella.
Asintió simplemente y le sonrió. No sabía como reaccionaría al ver a los dos vampiros juntos… así que de momento prefirió no pensar en el tema. Dan se fue minutos después, cuando supo que Alex no le diría nada más.
Quedaban minutos para el anochecer y que Matt despertara, Dan y él ya habían preparado todo y estaba en la ranchera a la espera de que montaran y se dirigieran a la dirección que habían encontrado en la caja. La foto se la había quedado Matt, al igual que el mechón de pelo. Lo que había hecho con ellos, eso solo lo sabía él.
Se volvió a levantar del sofá al notar la presencia de Matt subir del sótano.
-¿Estamos listos?-Preguntó la voz del vampiro.
Alex sintió.
-¿Y Dan?
-Está afuera, me cambio de jersey y salgo…-Dijo Alex, dejándoles un margen para que hablaran.
Matt asintió, vestía con unos pantalones de cuero estrechos, una camisa negra y sus botazas de puntera metálica más la gabardina. Salió de la casa y observó a Dan apoyada en la ranchera…
Todo mi dolor ha pasado yaCreo en el amor que nunca moriráEse mundo ideal, lo haces realidad.
Se acercó a ella y la observó, Dan le miró, pero en seguida cambio la postura y entró en la ranchera. Matt algo sulfurado, suspiró, si que le iba a costar si… Alex volvió y entró en la ranchera también.
-¿Estamos listos?
-Sí…
Matt arrancó y en silencio pusieron rumbo.
-¿Tenéis la dirección?-Preguntó el vampiro.
-Carretera 22.-Contestó Alex, monótonamente



-Baja las botas de la mesa, Jake.
Jake gruñó, pero bajó las botas de la mesa.
No entraba en sus planes tener a Yuh allí aquella noche… ni durante el día ni menos tener que estar cerca de él en mucho tiempo. Pero allí estaba, y más feroz que nunca. Se había plantado en la puerta del edificio abandonado que se habían adjudicado ilegalmente, aparcando el coche con un derrape que les había hecho creer que eran sus enemigos, y había aporreado la puerta como un loco. Los aprendices habían saltado de sus respectivas sillas y al abrir la puerta a punta de pistola, ballesta y crucifijo se habían llevado la sorpresa de ver a Yuh, empapado por la lluvia y con un brillo en la mirada que les hizo erizar el vello de la nuca. Jake bajó la ballesta y le miró, con poco cariño sobretodo.
-¿Qué cojones estás haciendo aquí?
-Yo también quiero mi venganza.
Y su voz no había sonado burlesca o infantil como solía hacerlo cuando estaban acompañados, si no como cuando estaban a solas y Yuh le trataba de aquella forma tan grotesca, utilizándolo para saciar su furia y ansia sexual.
Con una mano hizo que Drake, que llevaba la pistola, la bajara.
-Largaos.-Les ordenó.-Ir a ver como está la chupasangre…
-Si, señor.-Dijeron al unísono los chicos.
Yuh entró, empapando la entrada y quitándose la gabardina.
-Oye Smith…
Jasson se acercó a su líder.
-Dile a Marcus que no se acerque a este tío, ¿de acuerdo? Y tú lo mismo… quedáis avisados.-Jasson asintió sin entender.-Os quiero a los dos juntitos mientras esté pululando por aquí… y no os quedéis a solas con él, ¿te vale?
-Me vale… Pero…
-Sin preguntas. Lárgate.
Jasson se alejó de Jake, recelando un poco ante aquello que le acababa de decir su líder.
Jake había avisado a los chicos por propia experiencia… no quería que ninguno más volviera a pasar por lo que él estaba pasando.
-¿Me dices otra vez por qué estás aquí?
Yuh, que estaba sentado en un sillón junto al fuego para que sus ropas terminaran de secarse, miró al Restrictor de larga melena azabache y observó unos segundos la cicatriz de su cara.
-Por tu cicatriz…-Contestó.
Jake se llevó una mano a la cara, tocándose aquellas tres rayas.
-¿Mi cicatriz?
-La cicatriz de tu inocencia…
-Que te jodan.-Rugió Jake, levantándose del sofá.-Si no te he echado de aquí es porque están apunto de venir, lo sabes, ¿verdad?
-No es solo por Yih… si no por ti también…
-Como sigas hablando de ese tema te mataré Yuh, y me da igual terminar mi momento, ¿comprendes?
Yuh sonrió con sarcasmo.
No dijo nada más, allí ante el fuego, secándose. Jake volvió a sentarse y puso de nuevo los pies sobre la mesa. Pocos minutos después los aprendices llegaron.
-Todo en orden, Jake.-Dijo Drake, dejando la pistola en su lugar. Jasson hizo lo mismo con el crucifijo.
Jake asintió.
-Descansad un rato… lo necesitáis.
Los jóvenes asintieron, sentándose en un sofá muy alejado de Yuh. “Así me gusta… mirar pero no tocar, Yuh”, pensó Jake. Jasson había hecho un buen trabajo avisando a Drake. Estos chicos prometían.
Yuh les miraba en silencio, con sus ojos brillantes. “Estos no, Yuh, no mientras yo pueda sujetar una pistola y volarte los sesos”. Se había encariñado con ellos, para su desgracia… le recordaban a él mismo hacia unos años… Y pensaba protegerles de quién hiciera falta.



Habían dejado el coche alejado del lugar para que no supieran con el ruido que llegaban. Alex iba a la cabeza, guiado por su olfato de lobo y con el vampiro y la humana detrás. Iban preparados para lo que se tenían que encontrar…o eso creían ellos.
Las estrellas iluminaban la oscuridad del lugar ya que no dependían de la luna para nada, que brillaba menguante en el inmenso cielo. Alex estuvo tentado de aullarle, pero así lo único que hubiera hecho habría sido dictar su sentencia dándoles a sus enemigos su localización. Iban en silencio, solo se oían su pasos y porque no quedaba más remedio. Incluso sus respiraciones eran precisas y silenciosas. Dan iba detrás, con su estaca de madera y un chaleco antibalas que le había dado Matt y ella había aceptado a regañadientes. Matt iba en medio, había dejado la gabardina de cuero en la ranchera e iba con los tres botones superiores desabrochados, mantenía una mueca impenetrable e iba servido por sus colmillos y su velocidad. Alex, delante, olfateaba el aire con su hocico de lobo y estaba preparado para saltar sobre quien hiciera falta con sus zarpas por delante. Se paró de pronto, al reconocer el olor a polvos de talco y miró a Matt.
Este asintió, entendiéndolo.
Habían llegado.

Cada hora una eternidad,
Cada amanecer un comenzar,
Ilusiones nada más
Que fácil fue soñar.

Virginia estaba en las últimas sin alimento con el que mantenerse y notaba como su corazón, deseoso de sangre para bombear, latía cada vez más despacio. Yacía en su celda con el cabello rubio desparramado, abrazándose sin fuerza y sobretodo, con lágrimas de sangre por sus mejillas. Sabía que iba a morir allí y que Leonardo no volvería, pues estaba muy lejos de allí o muerto. La esperanza se le había escapado como un sueño al despertar y lo único que le quedaba a lo que aferrarse era su antigua y amada libertad.
La puerta se abrió dejando paso a la clara luz que le arrebataba la oscuridad, pero apenas tenía fuerzas para levantar la cabeza así que simplemente esperó a que sus opresores se acercaran a ella para ver que seguía viva y alejarse de nuevo para devolverle a la oscuridad. Pero eso no fue lo que pasó…
-¿Virginia?
La voz le era sumamente familiar.
Notó como alguien la estrechaba entre unos fuertes brazos y un olor familiar, con el que había compartido cama y ataúd durantes largas noches y días, entraba por sus fosas nasales. No pudo hablar, pues su garganta estaba tan seca que incluso respirar le hacía daño. Pero conocía a aquella persona… vampiro demasiado bien. Conocía su miedos y sueños… o al menos los antiguos.
-¿Virginia? Soy yo… Soy Matt… Matthew…
Virginia enfocó la mirada, antes desenfocada y clavó sus ojos oscuros en el bello rostro del hombre que estaba ante él, con sus fríos ojos azules que le habían dado tanto miedo el primer día y que ahora la miraban con cautela y preocupación. Su Salvación. Un Ángel Oscuro caído del cielo.
-M-Ma…tthew…-Pronunció con gran dificultad, tocándole con una mano debilitada el rostro.
-¡Alex, Dan, está aquí!-Gritó a alguien. La cogió del rostro y se lo llevó a su yugular, arañándose para que brotara la sangre.-Bebe de mi, Virginia…
Virginia notó la tibia sangre en sus labios y comenzó a chupar, deseosa de tomarlo todo. Como había hecho la primera vez que se habían visto, hacia ya más de un siglo.
Esta vez la pasión ha ganadoY por eso sigo esperando Como yo, como yo, nadie te ha amado
Matt notaba los labios de Virginia en su cuello, tomando su sangre, alimentándose de ella, reviendo de nuevo. Y con ello le vino más de un recuerdo amargo a la mente, de cómo la había amado y todo lo que hubiera hecho por ella. Y todo lo que sintió con su marcha, lo miserable de su existencia y el dolor de su pecho. Y ahora volvía a estar en sus brazos, débil, moribunda… Y no sentía ninguno de aquellos sentimientos que se habían apoderado de él hacia ya tanto, simplemente quería ayudarla por haberle convertido en un vampiro diferente al anterior… Gracias a ella podía regalar todo su corazón a Dan. Porque como él la había querido, no la iba a querer nunca nadie. Ni cien vampiros, humanos o lo que fuera. NADIE.
-Como yo nadie te ha amado…-Pronunció en voz maja.
Dan y Alex siguieron la voz de Matt, habían hecho bien en separarse al entrar en la “mazmorra” improvisada del viejo edificio. Entraron en la celda y se encontraron con la escena.
Virginia bebía de la vena de Matt y este los observaba con recelo. Dan desvió la mirada y Alex se quedó anonadado.
-¿Matt?-Y dio unos pasos hacia el interior de la celda.
Matt siseó, aferrándose a Virginia, que poco a poco recobraba las fuerzas.
-Joder, Matt… otra vez no…
-Alex… restrictores.-Dijo, comenzando a separar a Virginia de su yugular.
Alex se giró, se volvió a transformar en aquel gran lobo de pelaje cobrizo y olisqueó el aire, gruñendo.
-¿Dónde está Dan?-Preguntó Matt, cuando Virginia había soltado su vena.
-¿Aún te preocupas por mi?-La voz de Dan sonaba quebrada.- ¿Qué hay de tu instinto?
Matt la miró duramente.
-Ya te dije que mi instinto me pedía tus besos…-Replicó, encrespado. ¿Aún no entendía que la quería a ella? ¿Qué había dejado atrás el instinto vampiro y su amor por Virginia por lo que ella despertaba en él?
-¿Matthew… has venido a rescatarme?-La voz de Virginia le sacó de sus pensamientos. Y se malhumoró…porque se había jurado que si se volvía a topar con ella la despedazaría… pero cuando la había visto tirada en el suelo, moribunda, se había ablandado y se había compadecido de ella. “La chica venenosa”.
Oyó un soplido de Dan y el lobo se acercó a Matt para mirarle.
-Lo sé… lo noto…-Cogió de la mano a Virginia.-He venido a sacarte de aquí, sí… o al menos eso espero.
Virginia, que aún estaba débil y parecía más quebradiza que el cristal se tambaleó, pero ahí estaba Matt para sujetarla. Dan apretó los puños.
Alex observó a Virginia, frunciendo el ceño. “Tan bella, tan frágil”.
Oyeron los pasos presurosos de los restrictores acercándose a ellos. Alex ladró.
-Por aquí… vamos a salir de aquí si o si, ¿de acuerdo?
Alex miró con admiración a Matt, aquella fortaleza e inteligencia que tenía le parecían naturales en él. Salió primero por la puerta, seguido de Matt y Virginia dejando a Dan en la retaguardia.
-Tendremos que buscar una salida nueva Alex…-Alex ladró como respuesta. Matt se paró en seco y miró a Alex.- ¿Hueles eso?
Alex levantó el hocico y olfateó, aire limpio. Había una salida por allí cerca. Ladró y comenzó a seguir de nuevo esa pequeña oportunidad que les llevaba a la salida.
Y aún así, cuando lo hubieron conseguido y se alejaron del edificio, no estaban tranquilos.
Alex se sentó sobre sus cuartos traseros, con la lengua colando, observando a Matt, que le soltaba la mano a Virginia y esta se apoyaba sobre un árbol, algo mareada.
-Vale… esto ha sido demasiado fácil…-Comentó Matt, mirando a Alex. El gran lobo de pelaje cobrizo asintió.- ¿Dan como vas?-Le preguntó el vampiro a la chica. No hubo respuesta.- ¿Dan?-Matt la buscó a su alrededor, aterrado.- ¡Dan!
Alex se levantó de su posición. “Mierda… joder… ¡Me cago en Dios!” Y tuvo que retener de nuevo al vampiro, pero esta vez por Dan, a la que habían dejado atrás y no sabían si estaba bien.
-Alex… por favor… ¡Tengo que ir!-Suplicó Matt, a punto de entrar en un colapso nervioso de preocupación. Había ido demasiado confiado y ahora le tocaba pagar por ello. Por no querer fallar a Virginia había perdido a Dan… Sacudió la cabeza.-Alex… tenemos que volver… joder, ¡es Dan! ¡MI DAN!
Alex gruñó lastimeramente. Mierda… ¿y ahora qué podían hacer? Volvía a ser igual de peligroso o más entrar allí. Ahora sabían que estaban cerca y tenían a Dan… que con suerte seguiría viva para llegar a ellos… ¿Pero y si se habían enfadado tanto que habían matado a la chica? Sollozó como un cachorro al que le dan con la zapatilla. Y se puso delante de Matt por si volvía a salir disparado.
-Alex…
Alex ladró. No sabía qué hacer… Matt no sabía que hacer… La habían hecho bien. ¿Ahora qué tenían que hacer?
-Matthew…
Matt, temblando, miró a la vampiresa. Sentía que en cualquier momento su parte racional iba a sucumbir y el instinto iba a tomar parte en ello. Y quería que sucediera… si hacían daño a Dan… iba a acabar con todos… No pensaba volver a convivir con sus penas.
-Matthew… vamonos… ¿por qué estamos aquí aún?-Preguntó Virginia.
-Dan está ahí dentro… tenemos que volver.
Alex ladró apoyando la idea.
-¿Qué? Pero… Viniste a por mí porque me quieres… ¿verdad? Esa insignificante humana no es nada para ti, ¿recuerdas la veces que te juré amor eterno?
Matt no contestó. De nuevo los recuerdos volvían a él… pero no eran los que Virginia pretendía.
-Yo te quiero, mi Matthew…
Matt la fulminó con la mirada. “Vamos, Alex, dale duro”, Alex conocía demasiado bien esa mirada de El Terror de la Noche.
-Me la quieres volver a jugar, Virginia, pero ya no…-Sonrió con sorna.-Tsk… He aprendido la lección. Aunque como yo nadie te ha amado ni te amará nunca… ahora mi corazón pertenece a esa insignificante humana… Y voy ha hacer lo posible por salvarla… incluso más de lo que he hecho por ti.
Virginia, derrotada y con los ojos como platos observó a Matt alejarse entre los arbustos.
-Huye y ponte a salvo... no quiero volver a verte en mi camino…
Alex, moviendo la cola le siguió, ladró a Virginia con autoridad y se perdió entre los arbustos. Que orgulloso estaba de SU Matt.


Listen here, because it's only.I'm just a man, I'm not a heroJust a boy, who's meant to sing this songJust a man, I'm not a heroI -- don't – care.


Cuando su sentido había comenzado a pitar dándole la alarma de que el vampiro y el licántropo estaban dentro, se había enfurecido de tal manera que al levantarse del sillón donde estaba postrado con los pies sobre la mesa, había golpeado ésta con ferocidad, quebrándola en astillas, serrín y trozos de madera, había cogido la ballesta y había comenzado a correr por el edificio, maldiciéndolo por ser inmenso.
-¡Marcus, Smith-gritó a su subalternos-que no escapen!
Estos asintieron, armándose hasta los dientes y siguiendo a su jefe con voracidad en busca de la muerte de sus enemigos. Bajaron hacia la mazmorra improvisada, pero ya no estaban. La habitación en la que había estado encerrada Virginia estaba completamente desierta.
-¡Joder!-Rugió Jake, pegándole un puñetazo a la dura pared. Cuando separó el puño, le regaló su sangre.
-No están muy lejos…-La voz de Yuh le sorprendió tras de si. Se giró y lo observó. El traje se había convertido en un traje de lucha improvisado, con la camisa por fuera del pantalón, las mangas arrancadas y una escopeta en sus escuálidas manos enguantadas.-Podemos pillarles si nos damos prisa.
Jake barajó la situación. Era ahora o nunca, y él decidía ahora. Asintió enérgicamente y comenzó a correr la misma dirección que sus enemigos. Los iban a pillar por la espalda, y le daba igual si no era honorable… Le sudaba el rabo el honor, quería venganza, sentía sed de venganza. La vendetta le esperaba y él se dirigía a ella con los brazos abiertos y una sonrisa macabra en su rostro.
Tras él, los reclutas iban con sudor frío cayéndoles por su espalda, la batalla les llamaba al campo y ellos corrían armados hacía allí con su imponente líder delante. Y sabían que ellos dos juntos podrían hacerlo… Amigos ante todo, compañeros hasta la muerte.
Yuh seguía a los reclutas, con la imagen de su hermana en la mente, pronto podría dormir en paz, sin pesadillas ni malos pensamientos… Con la conciencia tranquila.
Yuh se paró en seco al notar que sus compañeros lo hacían.
-¿Qué…?
Un disparo lo interrumpió. Jake se llevó la ballesta al hombre, con una sonrisa.
-Chicos, volvemos a tener un cebo. Cebo vivo.-Y con una seña envió a los reclutas.-Yuh, prepárate, no se irán sin ella.
-¿Qué?
Jake esperó a que los reclutas llegaran hasta él y entonces Yuh se percató de lo ocurrido.
Una humana.
Sus enemigos viajaban con una humana a la que, sin saber por qué, habían dejado atrás.
Una sonrisa macabra se dibujó en su rostro, y sus ojos violetas brillaron en la semioscuridad.
-Señor… la humana…
-¿Está viva?-Preguntó Jake, sin darle mucha importancia, cargando de nuevo la ballesta con otra flecha de un carcaj sencillo.
-Sí, pero un milímetro más y le hubiera dado en el corazón…-Contestó Smith, que traía a la humana por los pies y a su vez, Drake la sostenía de los brazos.
-Bien, así se olerá la sangre de la amiguita de los vampiros.-Jake observó a la humana, inconsciente en los brazos de sus aprendices.-Vamos… habrá que cubrirse, cuando el vampiro se de cuenta de que su amorcito no está, vendrá a follarnos el culo.
-¿Amorcito?-Preguntó Yuh, mirando despectivamente a la humana.
Jake comenzó a caminar.
-¿No lo hueles?-Preguntó.-Está impregnada del aroma del vampiro… es suya, la ha marcado.
Yuh asintió, lo notaba. Sentía el vínculo de la humana con el vampiro. Y muchas ideas se pasaron por su cabeza… todas malas y perversas.
Cuando llegaron a su zulo, en el ala izquierda del edificio, atrancaron la puerta y se prepararon, todos con armas suficientes, para la venida de los enemigos. Tendieron a Dan en el sofá y Drake se ocupó de los primeros auxilios, a regañadientes, ya que era el único “enfermero” del grupo. Le sacó la flecha sin el mayor cuidado, despertando a Dan de su inconsciencia con brutalidad, que chilló de dolor, rasgándole la ropa negra que llevaba ella. Dan, malherida por la flecha, ni se removió, observando a los cazadores. Al principio no había sabido donde estaba, pero al notar el agudo dolor en el pecho y percatarse de la presencia de tanta gente desconocida, lo había entendido todo. Tendría que haber seguido a Matt y Alex… pero era una orgullosa y había cogido su propio camino, y ahora por eso, le tocaba pagar el pato. No iba a llorar, lo tenía asumido… iba a ser fuerte. Por ella misma, por Matt y por Alex, que harían lo mismo en su situación.
Drake la curó sin llegar a mirarla a los ojos, por si veía en ellos algo humano, le había dicho Jasson, que a su lado, le observaba y por la poca experiencia que tenía sabía que era grave y que si no se curaba bien podrían llegar a perder el cebo… es lo que tenía que la flecha hubiera rozado una arteria a conciencia.
Siguió sin mirarla a los ojos, estaban bien entrenados, y lo primero que les enseñaban era a no mirarle a los ojos a su presa a menos que fuera estrictamente necesario.
Minutos después, Jake se acercó a la herida, sentándose en un taburete enfrente de ella. La examinó, poco a poco la chica empalidecía. Qué buen disparo había efectuado, justo donde quería.
-Tranquila, querida, que dentro de poco tu dolor cesará.
Dan le sostuvo la mirada, en silencio, incorporándose con mueca de dolor para estar a su altura. Cada vez se sentía más débil y su sangre empapaba la venda improvisada que el chico del cabello rubio y ojos distantes y grises le había puesto.
-Ahora me vas a decir todo lo que sepas de tus amigos, ¿verdad que si, preciosa?
Dan, con los ojos vidriosos, le contestó con su silencio y la mirada más dura y con odio que jamás había echado a nadie.
Jake suspiró, no quería llegar a aquellos extremos, pero necesitaba saber algo más de los bichos. La golpeó con el raso de la mano, y la cara de Dan giró.
-Bueno, ¿y qué? ¿Vas ha hablar?
-Vete a la mierda…-Y Dan le escupió.
-Vale, té lo has querido.-La volvió a golpear, aún más fuerte. Se limpió el escupitajo y la volvió a golpear en el otro lado.-No es la ilusión de mi vida golpear a una humana… pero claro, si eres amiga de los vampiros entonces podría hacer un excepción… ¿Hablarás?
-Prefiero morir.-Contestó firmemente Dan, con algo de sangre en el labio inferior.
Jake sonrió macabramente, asustando aún más a la chica, que se encogió sobre sí misma y temió por su vida. Tendría que haber seguido a los otros, no haber cogido su propio camino… Y lo sabía, y lo peor de todo es que temía por Matt, porque su instinto le arrastrara a aquél zulo improvisado solo para salvarla y entonces ambos murieran.
Jake se alejó de ella y entonces Yuh se sentó en el taburete frente a Dan, cogiéndola del mentó y limpiándola la sangre del labio.
-¿Tu madre no te enseñó a tratar mejor a las mujeres?-Dijo, tratando con sumo cuidado a Dan, que no sabía cómo reaccionar ante el hecho.-A las señoritas se las tiene que tratar con cuidado y cariño… ¿verdad querida?
Los reclutas se miraron entre ellos, incluso Dan receló ante aquello y sintió miedo. Pero claro, ¿cómo no iba a sentir miedo así? Malherida como esta y sin fuerzas para luchar o, al menos, revolverse. Y encima, ahora este ser extraño se le acercaba con aquellos buenos tratos. Y lo peor de todo, notó que no era humano… que esos ojos violetas y brillantes para nada podían ser algo humano.
-Tranquila, yo cuidaré de ti…-Yuh observaba a la humana con interés. Habían encontrado un nuevo juguete que encima podía ser el punto débil de uno de sus enemigos. Brillante y a la vez escalofriante. Le apartó el cabello de la cara, fascinando con el cabello rizado de la chica.- ¿Cómo te llamas, cariño?
Dan no contestó, como era de esperar. Simplemente le observó en silencio, con miedo en los ojos. Jake, que se había apoyado en la pared, observaba a Yuh con la muchacha. ¿Qué coño estaría pasando por la mente del maldito bastardo? Cosas perversas, estaba seguro, pero no permitiría que se cargara a su cebo… al menos no todavía.
-Tienes cara de llamarte Elisabeth… Sí, te llamaré Elisabeth.-Dijo Yuh.
Jake suspiró.
-Deja al cebo en paz, Yuh.-Soltó de pronto Jake.-Me pones nervioso.
Yuh se giró, soltando a Dan y mirando a Jake.
-¿Celoso?-Preguntó, con una sonrisa maliciosa en su rostro pálido.
Jake alzó una ceja.
-Ni de coña.-Contestó firmemente Jake.-Y ahora, aléjate de ella.
Yuh se levantó del taburete.
-Primero alejas a estos niños de mi-y señaló a los reclutas que estaban juntos en una esquina de la habitación.-y ahora que ahogas la diversión con Elisabeth… ¿qué más mes vas a prohibir?
Jake le fulminó con la mirada.
-No tendrías que haber estado aquí… y lo sabes.
-Yo también quiero mi venganza, Jake, mi hermana murió la misma noche que Jeff… no sé si lo recuerdas.-La voz de Yuh se hizo dura.
Jake asintió y no dijo nada más. Entendía que quisiera su venganza… pero que no se comportara de aquella forma. Los reclutas y Dan observaron la escena en silencio, los tres con miedo...


A world full of killingAnd blood spillingThat world never came


Alex le aulló a la luna con todas sus ganas, avisando que iban a atacar.
Qué más daba ahora la prudencia y la cordura.
Ahora atacaban con el alma irracional del vampiro y la agresividad del licántropo. Iban a entrar ahí a llevarse todo por delante, pesase a quien pesase.
Iban a rescatar a Dan.
-Alex, atento… -Le avisó Matt, quitando de en medio todas la ramas que se le enfrentaban, sintiendo como el instinto iba a su par, dándole la fuerza y las ganas.
Alex asintió, moviendo las patas con avidez. Se sentía el amo de aquel bosque y de la luna que se imponía en el cielo.
Cuando llegaron al edificio, entraron echando la puerta abajo, aullándole de nuevo a la luna.

Y verás que en la vida hay que sufrir
y verás que en la vida hay que luchar
y al final si eres fuerte ganarás
no queda sino batirnos
no queda sino luchar

-Ya está aquí…
Los aullidos del lobo se oían por todo el edificio. Habían entrado sin un plan previo… o eso pensaban ellos.
Satisfacción.
Jake cogió su ballesta y el carcaj.
-Preparados, listos… ¡YA!

domingo, 27 de septiembre de 2009

Crónica III: Lucha de titanes


Capítulo VI: Instinto.


La suciedad se había acumulado por todo el lugar, volviéndolo frío y oscuro, la humedad se calaba en sus ropas y en sus huesos, sin llegar a molestarla del todo. Dormitaba apoyada en la pared de fría piedra encadenada como estaba, con el vestido roto y sucio por su estancia allí. Tenía un pie encadenado y se aferraba los brazos con fuerza, cerrando los ojos e imaginándose en otro lugar. La sed la mataba por dentro, notando la garganta tan seca que la lengua llegaba a rasparle el paladar. Había dejado de sollozar hacia mucho tiempo, cansada de estar encerrada allí. No llevaba ni dos días pero eso no quitaba que deseara con todas sus fuerzas salir de allí. Se preguntaba una y otra vez qué había pasado con Leonardo, si lograría llegar hasta ella para rescatarla y huir juntos de aquellos malditos cazadores.
Pero nadie venía a rescatarla, y poco a poco se consumía en aquella celda, muerta de sed y de cansancio, oyendo a sus captores pasar ante su celda y sintiendo como sus venas palpitaban entregando sangre a su corazón, esa sangre que tanta falta le hacía.
En una de esas, el restrictor adulto abrió la puerta, dejando entrar luz después de mucho tiempo, dejándola ciega por unos momentos. Se tapó con las manos el rostro para que la luz fluorescente de afuera no la dañara y esperó a que se acostumbrara.
Apoyado en el marco de la puerta estaba el líder cazador con su respectivo olor dulzón.
-¿Dónde está Leonardo?-Pudo preguntar, con voz pastosa. Hacia tiempo que no oía su propia voz.
El Restrictor se río, mirándola con burla, taladrándola con sus ojos verdes. Y odió esa mirada con todo su patético ser.
Hizo un amago de levantarse, pero su cuerpo le pesaba más del habitual y la cadena no ayudaba. Alzó una mano en su dirección.
-¿Dónde esta Leonardo?-Volvió a preguntar.
El restrictor la miró.
-¿Por qué no preguntar por otro vampiro?
No entendió la pregunta, pero comenzaba a marearse y sentía que iba a desmayarse en cualquier momento.
-¿Otro vampiro?-Llegó a preguntar, perdiendo las fuerzas de los brazos.
El restrictor se movió, pero sus sentidos ya no sabían si se acercaba o no hasta que lo tuvo delante. Cuando la mano caliente del restrictor la cogió del mentón sus sentidos se dispararon, pero apenas tenía fuerzas para sostener su mirada.
-Piensa un poco, preciosa.-Le dijo el cazador, con voz melosa.
No entendía, apesadumbrada como estaba y débil, todo le sonaba a chino.
El cazador la apartó el cabello rubio de la cara, mirándola a los ojos. Unos ojos oscuros lo miraban con debilidad y sintió lástima por ella… y repugnancia, sobretodo. Una repugnancia tal que tuvo que reprimir el instinto Restrictor y avasallarla a flechas.
-El Terror de la Noche.-Dijo, soltándole el mentón y alejándose de ella.
Y ladeó la cabeza, aquel nombre lo conocía.
-¿M-Matthew?-Preguntó.- ¿Mi Matthew?
El restrictor sonrió.
-Matthew Blackstone… el Terror de la Noche… pronto volveréis a veros… y entonces yo podré vengarme…
-Matthew…
La luz se fue al volverse a cerrar la puerta, y allí se volvió a quedar ella sola cuando el restrictor se fue, apoyada en la dura y fría pared, abrazándose, quedándose dormida por el inminente sol que salía sustituyendo a la luna, con un nombre y un rostro en la mente que hacía mucho que no recordaba… que hacia mucho que no pensaba… que hacía mucho que no anhelaba… Recordando todo el dolor que había causado con su marcha, recordando todas las noches que habían compartido juntos, recordando como le había salvado la vida… Y qué forma tan idónea para agradecérselo que largarse con un vampiro al que había conocido de una noche… y una y otra vez había repetido aquello…

Bring me to life.
I've been living a lie
There's nothing incide


-Quítate de encima…-Ordenó Matt, removiéndose como un condenado entre los brazos de Alex, desbocado y furioso, mostrando los colmillos y siseando a Alex.
-No...-Alex se aferraba al cuerpo de Matt, con sus fuertes brazos en torno a él, desnudo al transformarse y con miedo de lo que Matt pudiera llegar ha hacerle por no soltarle. Se estaba poniendo cada vez más violento, como un animal en celo al que no dejaban aparearse… y aquello se volvía peligroso por momentos y lo sabía, lo notaba en su piel, lo olía, lo presentía. El instinto del licántropo palpitaba en su fuero interno y le pedía que se alejara que del inmortal.
-Quí-ta-te.-Volvió a ordenar Matt, aún más furioso, apretando los dientes.
-No pienso hacerlo…-Alex aguantaba, debía hacerlo… o al menos por el momento.
-¡Que lo hagas!-El rugido de ira de Matt llegó hasta la casa, donde estaba Dan. Y mostrando los colmillos intentó morder a Alex.
Este no receló, apretándole aún más, esperando una explicación por parte del vampiro, que solo balbuceaba cosas incoherentes y gritaba que le soltara de una vez o le despedazaría…
Dan salió de la casa, donde había estado todo el tiempo a salvo por preocupación de Matt y había visto todo con interés y sorpresa, y siguió los gritos y los forcejeos del vampiro y el licántropo, tan preocupada como excitada ante todo, hasta llegar al lugar donde Alex había logrado parar a Matt a unos metros atravesando el bosque en dirección a la carretera donde habían aparcado los cazadores.
-Alex… ¿qué pasa?-Preguntó, preocupándose por Matt, que parecía haber perdido toda la razón.
-¡Se ha vuelto loco!-Apoyó a su idea Alex, intentando contener al vampiro con todas sus fuerzas.- ¡Se ha lanzado detrás de los restrictores como un kamikaze!
Dan se mordió el labio con preocupación, queriendo acercarse a Matt, pero sin saber si él la atacaría en aquel estado de locura inexplicable.
-Matt… ¡Matt para ya!
-¡Suéltame, chucho de mierda! ¡Juro que si no lo haces te mataré y beberé tu asquerosa sangre!-Volvió a rugir Matt, con más fuerzas que sacaba de su interior.
-¡No hasta que me digas que ocurre!-Alex ya se había enfadado, e intentaba contenerle usando también su cabeza de escudo.- ¡Dímelo!
-¡Tengo que salvarla!-Gritó agonizante Matt.- ¡Tengo que ponerla a salvo!
Alex, aparentando los diente miró a Dan, dando por ello que era por la chica por quién se ponía así. La chica también le miró, sin entender aún muy bien.
-Pero si estoy a salvo…-Dijo, inocentemente.
-¡Tengo que protegerla!
Y se dieron cuenta de que no era la chica. Un atisbo de miedo llenó el corazón de Dan, que se acuclilló cerca de los combatientes… y una sospecha la invadió por dentro. Alex a su vez, sin entender aún bien le apretó más para que no se soltara, haciendo que Matt pegara un grito sordo al notar el dolor.
-¿A quién?-Preguntó Alex, con un amago de soltarle, pero olvidó la idea al ver que Matt pataleaba y seguía forcejeando.
-¡A Virginia!
Aquello los dejó helados a ambos, incluso Alex casi llegó a soltar a Matt del todo, que aprovecho el momento para deshacerse del abrazo, pero en el último segundo volvió a ferrarlo del pie, atrayéndolo hacia él.
-¡Matt, tranquilo!-Suplicó Alex.-Por favor… ¡vuelve en ti!
Matt gruñó, revolviéndose aún entre los brazos de Alex.
Dan le miró, dolida en lo más profundo de su corazón.
-No puede… es su instinto…
Alex la miró.
-¿Qué?
Dan se levantó herida al comprender lo que pasaba, incluso tuvo ganas de llorar… Había aprendido mucho de los vampiros en esos meses de “cazavampiros” y ya había visto aquel comportamiento antes. Apretó los puños.
-Cuando una hembra esta en peligro y tiene compañero este se vuelve loco por instinto y hace cualquier cosa por protegerla… M-Matt esta haciendo lo propio…
Alex chilló al notar los colmillos de Matt en su brazo y le metió un cabezazo para que se soltara, cosa que hizo. La sangre brotó de los dos pequeños agujeros.
-¡Pero si Virginia no es su compañera!-Casi rugió Alex.- ¡Matt, joder, cálmate!
-Eso no es lo que piensa el instinto de Matt...-Dan estaba herida. Había creído que Matt sentía algo por ella al quedarse con ellos… pero el instinto de vampiro no opinaba lo mismo que su parte racional.
Suspiró y comenzó a alejarse de allí, sentía que iba a ponerse a llorar y no quería hacerlo delante de ellos dos.
Alex la vio alejarse.
-¡Dan!-La llamó.- ¡Ayúdame!
-Déjale que se vaya… si es lo que quiere…
-No es lo que quiere… Si se ha quedado aquí es por algo… ¡Ah!-De nuevo Matt le había mordido, en un lugar diferente.-Condenado vampiro… ¡Que tú no quieres a Virginia!
-¡Si que la quiero!
Eso fue demasiado para Dan, que se echó a llorar alejándose de allí.
-¡No! Ella te abandonó… se alejó de ti y se fue, ¿no lo recuerdas?-Alex tanteaba terreno vedado y del que no sabía nada… pero la cuestión era intentarlo.
Matt se quedó perplejo, pero volvió a arremeter.
-No… ¡ella me quiere!-Fomentó con ahínco.
-¡Eso es mentira! ¡Te dejó de lado para irse con otro fijo! ¡Ella no te quiere! No eres nada para ella… estas mejor sin ella. Tu vida es mejor sin tenerla a ella… Has pasado tantos años sin ella que es imposible que ahora la quieras de nuevo… es parte de tu pasado, Matt, de ese pasado oscuro del que nunca me has querido hablar… Ahora eres feliz… Me tienes a mi y tienes a Dan, ¡¡ella te quiere!! Y joder… ¡TÚ LA QUIERES A ELLA!
Matt dejó de forcejear y de sisear, quedándose completamente quieto.
¿La quería? ¿Quería a esa humana?
Su instinto le hacía dudar…
El olor de Virginia le hacía dudar…
Pero su mente no dudaba, se lo decía con carteles luminosos en el que ponían el nombre de la humana.
“¿Quiero a Dan?”
No, quieres a Virginia, tú eres su Matthew. Ella ha estado contigo mucho tiempo y ahora de nuevo va a volver contigo. Te está esperando encarcelada con eso asquerosos restrictores. Está en peligro por ti… Es tu debes rescatarla y tu debes quererla.
“Sí… quiero a Virginia…”
No, quieres a Dan, ella despierta en tu ser cosas que hacía años que no sentías porque estaban dormidas… y ahora han despertado y necesitas su calor para vivir.
-¿Quiero… a Dan?
-Venga, Matt, sabes que la quieres.-Esta vez era la voz de Alex la que hablaba en su mente.-Igual que ella te quiere a ti… por eso siempre os peleabais… porque desde el principios ya sentisteis algo…-Poco a poco Matt iba volviendo en si-Lo que pasa es que no lo veíais… porque tu estabas cegado por Virginia y ella… es una orgullosa pero no digas que te lo he dicho… que si no me mata…
-No llames orgullosa a mi chica…
Alex ladeó la cabeza.
-¿Eres el Matt de siempre?-Preguntó Alex.
-Eh… esto… creo que si…
-Ah, way… ¿te importaría dejar de morderme el brazo? Empieza a escocer…
Matt miró el brazo de Alex y se alejó de él rápidamente, limpiándose la boca de la sangre del licántropo, que le quemaba en la lengua y escupió al suelo.
-¡Lo siento! Era el instinto…-Se disculpó, avergonzado.
Alex sonrió, acariciándose las heridas, que no tardarían en sanar.
-Sí… le he conocido y no es que me caiga muy bien, prefiero al Matt de siempre…
Matt se llevó una mano a la cabeza, le dolía un poco por el estrés del momento. Había pasado uno de los peores ratos de su vida… Virginia había vuelto de nuevo y sin desearlo… Pero ahora tenía a Dan…
-¡Dan!
Alex le miró, levantándose, estaba desnudo.
-Se fue por allá… anda corre a buscarla.
Matt se paró.
-Alex… lo siento… no quería hacerte daño…
-No pases pena, me la debías por la primera vez que te ataqué al conocernos.-Y le hizo un signo positivo con el dedo.
Matt sonrió, observó como el joven licántropo se transformó y él se fue en busca de Dan.
Tenía que explicarle tantas cosas y decirle otras que no sabía por donde empezar.
Solo el pensar que podría perderla por eso hacía que un nudo se aposentara en su estómago, haciéndole insufrible el buscarla, pero tenía que encontrarla.
Anhelaba besarla de nuevo… y no quería imaginarse el no volver ha hacerlo. No poder volver a rozar su tibio cuerpo, a acariciar cada rincón de su cuerpo y a sentir esa satisfacción al poseerla.
-Demonios…
Pues si, estaba enamorado de ella.
Alex tenía razón y su instinto poco a poco iba entendiéndolo. Era un macho enamorado… y eso era algo terrorífico para quien se metiera con su hembra. Por eso había ocurrido aquello al oler el aroma a rosas de Virginia, que se le había antojado como antaño, pero ahora era otro el que buscaba y el que quería a su lado.
Cuando halló a Dan estaba sentada en un tronco caído, quitándose las lágrimas de la cara, avergonzada por haber estado llorando por un vampiro.
Era la segunda vez que lloraba aquella noche por él.
Y la última si lograba hacer lo que tenía pensado.
-Dan…
Dan se giró, mirando al vampiro.
-Déjame en paz.-Ordenó.
-No quiero.
-Una reacción muy infantil.-Se mofó ella.
-Te quiero.
Dan se quedó callada, mirando al vampiro. No se esperaba que el vampiro le dijera aquello después de haberle llamado infantil… pero ya no sabía qué esperarse y qué no esperarse de él.
-Es mentira y lo sabes…-Dijo, bajando la mirada y volviéndose a sentar en el tronco.
-No, no lo es…-Matt se acercó a ella.
-Sí, sí que lo es. Y no te acerques a mí… Quieres a Virginia y no puedes evitarlo… tu instinto…
-Mi instinto me esta pidiendo a gritos que te bese.-Se sinceró Matt.
-Pues dile a tu instinto que como no bese mi culo no besará nada esta noche.-Dictó la humana, con fiereza.
Matt sonrió con picardía.
-No me importaría…
Dan se sonrojó. Vaya un pervertido.
-Vete… no quiero saber nada más de ti.
-Eso si que es mentira.-La recriminó Matt.
-Bueno… pero es lo que he decidido… Ahora mi destino es huir de ti y olvidarte…
-¿Y qué hay del libre albedrío?
Dan le miró alzando la ceja.
-¿Pero tú sabes que es eso?-Preguntó, cruzándose de brazos.
-Sí…pero si me lo quieres explicar, te miraré como un niño bueno… o al menos intentaré hacerlo mirándote a los ojos.
Dan se giró para evitar no reírse.
-No pienso volver a ti así como así, Matt… me estás haciendo mucho daño. Y no quiero sufrir más… No he tenido una vida de cuenta de hadas, ¿sabes?
-Te he dicho que lo siento y que te quiero.-Se defendió Matt.
-Con es no basta… y no es tan fácil, ¿sabes? Yo no soy como Alex… no soy un perrito faldero.
Oyeron un ladrido entre los arbustos, Alex llevaba un rato escuchándoles.
-¡Lárgate, chucho!-Rugió Matt.-Maldito cotilla…
Dan suspiró.
-No puedo Matt…-Dijo bajando la cabeza.
-Pues solo me queda una cosa.
-No quiero que hagas nada… es mejor así, ¿vale?-Decidió Dan.
-Me da igual… pienso conquistarte de nuevo…-Dijo Matt, haciendo caso omiso de la chica.
-Pues buena suerte…-Le dijo Dan, levantándose.-Yo me voy a dormir…
-No me lo vas a poner fácil, ¿verdad?
-No, voy a ser lo más borde y despreciable que pueda.
-¿Ah, sí?-Se mofó Matt, alzando una ceja.
-Sí…
-Pues tendré que utilizar todos mis encantos.
-Tú no tienes de eso.
-¿No?
La cogió del brazo y la acercó a él, besándola. Dan al principio se dejó, pero luego se separó de él, le miró duramente con sus ojos pardos y se fue hacia la casa.
Matt la observó alejarse con una sonrisa en los labios… Le daba dos días… o menos… porque Dan estaba hecha para él. Se sentó en el tronco que había ocupado ella y recordó sus momentos de pasión. Sí, Dan y él tenían que estar juntos.
-Puedes salir, Alex.
El lobo color cobrizo salió de entre los arbustos con la lengua colgando y se sentó sobre sus cuartos traseros, observándole.
-Tenemos que rescatar a Virginia igualmente, lo sabes, ¿verdad?
Alex asintió. Aunque fuera Virginia tenían que sacarla de donde la tuvieran los restrictores.
-Me buscan a mí… y la están utilizando a ella para que vaya…
Alex volvió a asentir, no tenía nada que decir. Entendía perfectamente a lo que se refería Matt y su conciencia le decía que debían hacerlo… no lo solo por Matt, si no por Virginia también.


You taught my heart, a sense I never knew
I had I can't forget, the times that I was
Lost and depressed from the awful truth
How do you do it?
You're my heroine!

Dejó las flores sobre la tumba y rozó con sus dedos enguantados la foto de la mujer que allí descansaba, tan parecida a él y a la vez tan diferente. Tan hermosa aún en su muerte, con los mismos ojos violetas y brillantes que habían heredado de su madre y aquella larga melena ondeante con reflejos azules que siempre llevaba salvajemente suelta, herencia de su padre.
Se levantó observó aún la lápida y el nombre grabado, aún sentía el dolor presionando su pecho como un puñal.
-Te echo tanto de menos, hermana.-Susurró, cerrando los ojos.
Siempre habían gozado de una relación tan estrecha que incluso algunos habían llegado a pensar en el incesto. Pero claro, cuando su madre había muerto siendo aún muy pequeños y sólo habían tenido la compañía del uno y del otro, estrechando el vínculo fraternal que los unía, dejando de lado a los demás, recelaban de todo lo demás sin quererlo.
Y con la muerte de Yih, Yuh había experimentado el peor de los dolores… como si una parte de él muriera con ella, con aquel lazo que tenían ambos de un tijeretazo… Es lo que tenía haber compartido el útero materno durante nueve meses y los años siguientes. Protegiéndose el uno del otro, consolándose y curándose las heridas.
Yih siendo la fuerte y Yuh el débil… y ahora iba a la deriva… comportándose como nunca antes lo había hecho, siendo temido entre los demás restrictores y sus respectivos acompañantes. No le quedaba otra, tenía que mostrarse fuerte y no dejarse pisar como antes.
Incluso con Jake…
Suspiró, se besó la mano y la plató en la fotografía de su hermana.
-Te amo…
Y se giró, dándole la espalda a la lápida y caminando entre las otras. Se pasó por la de Jeffry O’ Connor, con las manos metidas en los bolsillos de la gabardina, y observó las flores de plástico que allí reposaban. Una media sonrisa en sus labios le sorprendió.
Allí descansaba el poco corazón de Jake… Y en las letras grabadas en la lápida.
“Los caracteres más duros están plagados de cicatrices
Amado Maestro y Salvador”
Siguió caminando, entre las lápidas del cementerio, abrumado por la muerte que descansaba allí.
El viento frío empezó a golpearle y una lluvia trémula comenzó a descender, como si estuviera escrito que lloviera en aquel momento, para acompañar el estado de ánimo de Yuh, que se iba deteriorando poco a poco con cada paso que daba.
Hacía cuatro años su vida había cambiado cuando habían tocado a la puerta una fría noche de lluvia. Se había encontrado mal, con un dolor agudo en el pecho que no supo explicar, y estuvo tentado de llamar a su hermano por teléfono para cerciorarse de que estaba bien. Pero no lo hizo… y debió hacerlo. Cuando tocaron a la puerta y abrió, no se imaginó encontrarse aquella imagen… Y ahora la escena aparecía en su mente más de lo necesario. Y aquel sentimiento de venganza salía a flote por instinto, un instinto efímero pero que volvía siempre.
Quería vengarse al igual que Jake… porque le habían arrebatado a su hermana y la inocencia que tanto había amado de Jake y que ya nunca volvería a tener.
Porque sí, amaba a Jake… pero ni la mitad de lo que había amado a su hermano ni la amaría nunca. Y mientras ambos siguieran vivos, quería la destrucción de aquel vampiro y el licántropo.
Subió al coche, resguardándose de la lluvia, que había calado entre su gabardina y había mojado su caro traje. Se arrancó la pajarita y se revolvió el cabello aplastado y pegajoso por la gomina. Sus ojos violetas brillaban con rabia e impotencia… Enclavó la llave y puso las manos en el volante, apretando la mandíbula.
En aquellos cuatro años no se había dejado llevar por la rabia y la furia, pero ahora estaba desbordado… como siempre que salía del cementerio y sentía que iba a explotar. No hizo sus ejercicios de relajación, quería matar, matar y despedazar. Arrancó el coche y comenzó a conducir en una dirección concreta.
Quizá no pudiera hacer nada por ahora… pero sabía que Jake tenía un buen plan que estaba llevando a cabo gracias a su información y los reclutas y estaba de acuerdo en todo, brindándole apoyo que no necesitaba.
Puso la radio y dejó que la música se colara en su interior para calmarle por dentro y le ayudara a llegar de una pieza.
Aminoró la velocidad y condujo sin ningún problema.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Crónica II: Cuatro años después

Capítulo V: El peso del alma


Cuando cayó la noche y Matt abrió los ojos pesadamente y adormilado, se encontró con la oscuridad del sótano de su nueva casa que le recibía con el silencio característico del lugar. Parpadeó varias veces antes de percatarse de que no estaba en su ataúd, sino acurrucado en una esquina entre trastos viejos, telarañas, polvo y cajas. Se había ido a dormir con la preocupación de adónde se había metido Alex y ahora toda la información de la noche anterior llegaba a su cabeza con estrépito haciendo que se levantara rápidamente, saltara las cajas que tenía delante suya y corriera por las escaleras.
Abrió la puerta del sótano y olió.
Aquella fragancia que se le metía por la nariz y la taponaba era insoportablemente dulzona y asquerosa, arrugando la nariz con repulsión soltó el aire por la boca. Se alivió destensando los músculos que había tensado y salió al pasillo recto de la casa.
-¿Alex?-Llamó al joven licántropo.
-Aquí…
-Te voy a matar, chucho de mierda… ¿Tú eres tonto o fumas piedras? No te dije antes del… ¿Qué ocurre?
Al entrar en el gran salón con pocos muebles destartalados, llenos de polvo y rotos, observó al joven licántropo, que le miraba con preocupación. Llevaba puestos unos pantalones militares y una camiseta negra que le quedaba un poco ancha. Dan a su lado, también le miraba por preocupación, pero bajó la mirada cuando se encontró con los ojos azules del vampiro. Iba vestida con su ropa de lucha, completamente de negro y con su cabello recogido en un moño.
Éste se acercó a ellos, receloso.
-¿Qué está pasando? ¿A qué vienen esas caras tan largas?
-La Mano Oscura.-Fue lo único que Alex tuvo que decir para que el sentido vampiro-algo así como el sentido arácnido de Spiderman-se disparara.
Palpó en sus bolsillos en busca de las llaves del coche y cuando se cercioró de que las tenía comenzó a dar vueltas por la casa en busca de las escasas pertenencias que habían desempaquetado.
-Nos largamos.-Dijo mientras se ponía un jersey negro.
-¿No me vas a preguntar nada más?
-Me lo contarás en el coche, cuando ya estemos muy lejos de aquí…
-Matt…
-Venga, moveos…
-En cuanto salgamos nos atacará.
Matt dejó de hacer lo que estaba haciendo, se giró y miró al joven licántropo. Había algo que se le escapaba y no les gustaba.
-Ven, siéntate.-Alex se había levantado, al igual que Dan.
-¿Qué demonios esta pasando?-Matt se quedó quieto y taladró a los dos jóvenes con su gélida mirada.
Dan se volvió a sentar y Alex miró a Matt con sus ojos verde esmeralda. ¿Cómo contarle que se había topado con un miembro de la Mano Oscura sediento de venganza?
Bufó, sentándose.
-Joder… Ayer me entretuve por el bosque y un restrictor desprevenido… así que le planté cara.
-¿Qué hiciste qué?-Interrumpió Matt, acercándose al pelirrojo y fulminándole con su gélida mirada.
-Matt, tranquilo…-Alex intentó calmarle, en vano.
-¡¿Qué tranquilo ni que pollas!? ¿Qué te he enseñado estos cuatro años?-Y le agarró del cuello de la camiseta, echando chispas por los ojos.
Alex se encogió, si Matt ya imponía sin estar enfadado, imaginaos cuando lo estaba. Desvió la mirada, reprimiéndose a si mismo por el poco tacto que había tenido. Había vivido cuatro años con Matt y sabía que perdía los papeles enseguida, se ponía hecho una furia y pocas cosas le calmaban… Había sido la mecha que había prendido la dinamita.
-Mírame cuando te hablo, Alexander.-Le ordenó Matt, con voz imponente.
Alex tragó saliva y le miró, empezando a sentir miedo de verdad. Había visto a Matt con muchas maneras de enfado, pero aquella se llevaba la corona.
-Y ahora me vas a contar todo… sin dejarte nada… porque como te dejes algo pienso patearte ese culo de chucho que tienes y te arrancaré las orejas.-Amenazó Matt, soltando la camiseta de Alex y dejándole caer en el sofá de nuevo.- ¿Estamos?
Dan se levantó y fue ha hablar.
-Y tú cállate y siéntate.-Rugió, siseando, sin mirarla.
Dan se sentó inmediatamente, sintiendo verdadero pavor de Matt. No pensaba que alguien que la había tratado con tanto cuidado y cariño ahora se comportara así.
-Empieza a ladrar, chucho. No tengo toda la noche.
Alex asintió y le contó todo lo que había vivido en el río y Matt le escuchó en silencio, sin interrumpir ni una sola vez, con mueca impenetrable y tenso. Cuando hubo terminado de relatar la historia, le miró a los ojos y encontró miedo, algo que nunca llegó a creer que encontraría en los ojos de El Terror de la Noche.


Bleed well the heart
you’re about to fail for reasons insane

Pasó otra hoja del documento y se la leyó rápidamente, con una sonrisa de satisfacción en el rostro. En aquel dossier tenía todo lo que necesitaba para acabar con el malvado y terrorífico vampiro al que llamaban “Terror de la Noche”. Cada ciudad a la que había aterrorizado con su presencia, cada humano con el que se había alimentado, cada vampiro con el que había vivido, y sobretodo y lo que le pareció más importante para su maquiavélico plan, al vampiro, mejor dicho, vampiresa que había amado. Arrancó la foto del clip que la tenía sujeta a su información y la observó.
Era bella, como todo chupasangre temible, con una larga melena rubia y lisa impecable, una mirada parda sensual al mirar al vampiro que iba a su lado, El Terror de la Noche. Giró de nuevo la página, aún con la foto en su mano y leyó.
-Así que cuando un vampiro se enamora pasa esto…-Y se rió.
-¿Te gusta el dossier, Jake?
Jake alzó la mirada de la frase que estaba leyendo llevándola hacia la mesa en la que estaba Yuh, observándole.
-Sí, es bastante interesante.
-Sabes que todo tiene un precio…-En el rostro de Yuh se dibujó una sonrisa siniestra.-Aquí nada es gratis.
-Lo sé.-Contestó el joven restrictor, intentando sonar neutro y para nada despreciable. Odiaba el precio que tenía que pagarle a Yuh, pero no le quedaba otra…-¿cuándo…?
-Oh, tranquilo. Antes de que te vayas… ¿Cuándo piensas salir en su busca?-Dijo señalando la fotografía.
Jake se quedó pensativo, volviendo la vista a la vampiresa de la foto. En una hoja aparte ponía todo lo necesario para localizarla, incluso como se llamaba su actual compañero.
-Necesitaré ayuda… Quizá un par de restrictores a mi cargo.
-¿Te van bien aprendices?
Jake asintió, no le importaba que aún no estuvieran iniciados mientras supieran sostener un arma y se movieran con agilidad.
-¿Los puedo elegir yo?
-Por supuesto.
Cerró el dossier tras terminar de leerlo y lo dejó sobre la mesita pequeña, levantándose del sillón. En el despacho de Yuh hacía bastante calor y estaba algo sudado así que antes de elegir a sus subordinados pensó en darse una ducha, comer algo y descansar.
Miró su reloj de pulsera y asintió.
-Me iré a medio día.-Dijo caminando hacia la puerta.
-Pues antes pásate por aquí para ajustar esa cuenta que tenemos pendiente.
Jake le daba la espalda a Yuh, respiró profundamente por la nariz, cerrando los ojos y asintió. Como le pesaba el alma…


¿Y qué le importa al mundo como esta mi alma?
Más triste que el silencio
Y más sola que la luna.
¿Y qué importa ser poeta o ser basura?

Alex le aulló a la luna con pena, una y otra vez, con aquel aullido melancólico y sincero que le salía directamente del alma.
Dan le oyó desde su habitación, nunca había oído algo tan lastimero y triste, abrió la venta y observó el lobo que estaba postrado en el césped de la casa, mirando hacia la luna y aullándole sin cesar, y sintió tanta pena que reprimió las ganas de saltar y abrazarle con fuerzas para consolarle.
La pelea que había tenido con Matt había sido mítica. Una batalla de Titanes, y aún estaban en su mente las palabras que se habían dicho el uno al otro, y ella, ajena a todo, los había observado despedirse de una manera que le dolió a ella misma.
-No pienso luchar contra él.-Había dicho Matt, cortando por lo sano la discusión.
-¿Qué no?-Preguntó Alex, sin entender.
-Nos vamos a ir ahora mismo… Antes de que vuelva.-Matt estaba dispuesto ha abandonar la casa.-A saber si ha ido a por refuerzos. Esta vez vendrá preparado.
-¿Serviría de algo marcharnos?-Preguntó Alex, retándole.-Nos perseguirá.
-Sí, no pienso luchar… -Y se giró comenzando a caminar.
-¡No puedes huir eternamente!-Le gritó Alex.
Matt se paró en seco y tras estar unos minutos en silencio, habló:
-Sí, yo si que puedo. Tengo una eternidad entera para huir si me da la gana, y es lo que voy ha hacer. Pienso largarme ahora mismo yo solo…
Alex no daba créditos a sus oídos, ¿había oído bien? Matt el vampiro, el Terror de la Noche, ¿iba a huir sin plantarle cara a su enemigo? No, tenía que ser una broma. Esto no podía estar pasando… Seguro que había una cámara oculta grabándolo todo y era todo obra de un plan televisivo para reírse de el. No, Matt era un cobarde, y estaba mostrándolo al cien por cien.
-¡Cobarde! ¿Y tú fuiste el Terror de la Noche?-Le replicó.-Un gallina, eso es lo que eres.
Matt se quedó en silencio.
-Me das vergüenza… estos cuatro años pensando que eras alguien que no eres. ¿Cómo he podido estar tan ciego? Joder, te tenía como un ídolo, Matt…-A Alex se le llenaron los ojos de lágrimas.-Eras como un padre…-Continuó, impotente.-Dios, ¿por qué ha sido ahora? Tú… me salvaste… casi moriste por mí… y ahora…
-Siento que te encariñaras conmigo, pero desde el principio todo ha sido un juego, ¿recuerdas?-Matt le daba la espalda al joven licántropo.-Un juego del que ya me he cansado.
Alex se quedó de piedra, recordando las primera palabras que había oído de Matt. Se había olvidado por completo de aquello, Matt había demostrado estar ahí para quedarse, cuidarle de él y ser el apoyo que siempre había necesitado. Pero ahora el muro de carga se largaba y todo el edificio caía a sus pies. Su mundo se desmoronaba.
-No es verdad…-Dijo, intentando no creerlo.-Tú no eres así.
-¿Ahora me conoces de toda la vida?-Matt se giró, mirando a Alex con indiferencia, algo que le dolió en el alma.-Tú no sabes nada de mi, chucho, ni nunca lo sabrás.
-¿Por qué me haces esto?-Alex luchaba por no llorar, con una herida en el pecho que había reventado con una explosión de desilusión y traición. No estaba acostumbrado a aquellas cosas… ni se lo había esperado por parte de Matt, pensaba que siempre iba a estar a su lado, se había acostumbrado demasiado a él… y ahora todo lo que tenían iba a desaparecer, ha hacerse trizas. El peso de aquello ahogaba su alma y taladraba su corazón.
-¿Y qué más da? Ya lo he hecho… ya no me interesas si esta en juego mi vida. Llámalo amor propio o lo que te de la gana.-Y una sonrisa macabra se dibujó en su rostro.-Paso de morir… aún me quedan muchas cosas que hacer… Además de que ya me he cansado del rollito de ser un vampiro bueno… Ardo en deseos de volver a matar y despedazar.
Alex sintió un escalofrío, otra mentira. Una detrás de otra… Esos cuatro años juntos habían sido una mentira detrás de otra.
-Y yo defendiéndote de aquél restrictor…
-Eres imbécil.-Se mofó Matt.
-No, soy gilipollas… Eso es lo que soy. Un gilipollas que pensó que podría cambiar a un ser despreciable como tú y que ha vivido engañado… Eres detestable… Has jugado conmigo…
-Sí, un juego divertido.
-Vete a la mierda.
Matt sonrió y les hizo una reverencia.
-Adiós.-Y desapareció por la puerta.
Otro aullido de Alex la sacó de su ensimismamiento, y ella misma sollozó. Ahora solo quedaban ellos dos… Matt se había ido y no se podía hacer nada para que volviera… Y estaba destrozada, porque había entendido que sentía algo por Matt que había estado reprimiendo… y llegó a pensar que él sentía algo por ella cuando la protegió de aquel vagabundo, pero se equivocaba, porque se había largado huyendo. Mostrando la otra mejilla que ni ella ni Alex habían conocido… para sus desgracias, pues habían amado la mejilla buena.
Se apoyó en la ventana, observando al lobo que lloraba melancólico aullándole a la luna, su compañera de dolor. Esa luna tan blanca de pechos de plata, hermosa y grande, que escuchaba el lamento en silencio.
El vínculo que se había creado entre vampiro y licántropo se había roto de un tijeretazo.
Alex se tumbó, lamentándose aún ser tan estúpido, pues le dolía en el alma y en el corazón la traición de Matt. Sus ojos verde esmeraldas, empapados por lágrimas silenciosas, observaban la luna y las estrellas, y aullaba por ellas y por Matt, diciéndole adiós en el fondo de su alma. “No me digas adiós…” Pero lo había hecho, dejándole una herida en el pecho que le escocía como si hubieran echado sal en ella. Y como le pesaba aquello, un peso impresionante, que no podía sostener, y se hundía en la miseria, sintiéndose por primera vez en cuatro años, más solo que la luna.
Solo podía quemar los recuerdos…


So keep on pretending
Our heaven is worth the waiting
Keep on pretending it's alright
So keep on pretending
It will be the end of our craving
Keep on pretending It's alright

Matt oía los aullidos desde el linde del bosque, sentado bajo un árbol, sin saber muy bien adónde ir o qué hacer. Se arrepentía de lo que le había hecho creer a Alex… se sentía sucio y culpable, pero tenía que protegerles, y lo mejor era alejarse de ellos. No podía permitir que por estar cerca de él los restrictores les hirieran. Y la forma en la que había hablado a Dan, mandándole callar groseramente. Era la primera vez en mucho tiempo que se sentía, como le había dicho Alex, miserable. Era como si alguien le hubiera arrancado el corazón del pecho y se lo hubiera entregado a ellos dos.
Y oír los aullidos de Alex no le ayudaba… pero tampoco quería alejarse de allí, al menos no todavía. Se levantó del frío césped y se sacudió… aún tenía que hacer algo antes de irse. Se alejó bordeando la casa para que Alex, entre su pena y sus aullidos, no le oliera. Dio gracias a que el viento no corriera. Cuando estuvo en la parte trasera de la casa, entró silenciosamente, subiendo las escaleras con el máximo sigilo que podía tener, en busca de Dan.
Al menos quería explicarle porque se iba a ella, ya que con Alex lo había hecho todo mal, para bien de los dos. El peso del alma.
Abrió la puerta de la habitación de Dan, encontrándola apoyada en la ventana, observando el dolor de Alex y llorando silenciosamente junto a él.
Se mordió el labio inferior, sintiéndose el peor ser del mundo y odiándose lo más grande. Había hecho llorar a las dos únicas personas a las que amaba, con las que quería compartir su inmortalidad y a las que no quería perder nunca, diciéndolas adiós de una forma devastadora y cruel.
Se acercó por la espalda a Dan y la abrazó.
Dan no se lo esperó, pegando un brinco, removiéndose, pero al reconocer al vampiro abrió mucho los ojos, sin decir nada más.
-Shhh… soy yo…
Dan se giró, abrazándole, sorprendida y llorando aún más.
-¿Por qué…?
Matt la abrazó con fuerza, sintiendo que algo en su pecho se desbordaba.
-No quería haceros daño.-Se sinceró, estrechándola entre su brazos.
-Lo has hecho… y mucho… muchísimo…-Sollozó Dan.
-Lo siento… pero tenía que deciros adiós…
-No me digas adiós… no me pidas perdón… ninguno de los dos podemos soportarlo, Matt… porque… porque te queremos…
Matt se sorprendió, mirándola directamente a los ojos. Aquella confesión le había cogido por sorpresa, sabía que Alex le tenía en muy alta estima, pero no se esperaba aquello de Dan… aunque ya se había acostado con ella sin sentir nada y había sido cuando había sentido aquellos sentimientos contradictorios.
-Tú… ¿me quieres?
Dan asintió aún con lágrimas en los ojos.
Matt se separó de ella un poco.
-Me quieres…
Nunca pensó que nadie podrían volver a quererle ni él podría volver a querer después de lo de Virginia, a la que aunque había deseado olvidar, seguía ocupando parte de su pensamiento… pero ahora Dan había ido subiendo puestos y se disputaban el primero. Y aquel sentimiento que creyó muerto había despertado con la lujuria y la pasión que desataba la humana sobre él. Se sentía de nuevo, por así decir, vivo… pero sin embargo, el recuerdo de Virginia seguía matándole un poco.
Besó a Dan, siendo correspondido y sintiéndose de nuevo vivo, como cada vez que la tocaba o pensaba en ella. Ahora no podría dejarla sola… aunque fuera lo mejor.
-¿Y qué pasará ahora?-Preguntó Dan, abrazada a él, como si tuviera miedo de que se volviera a ir.
Matt suspiró, tenía que cesar el sufrimiento de Alex… no podía seguir oyendo aquellos aullidos melancólicos y menos cargar con la culpa.
-Tengo que pedirle perdón a Alex… nada de lo que dije era verdad.
-Lo sabía.-Dan sonrió, abrazando aún más fuerte a Matt.-Sabía que no podías estar hablando en serio… y menos sobre Alex.
-Claro que no… yo ya te dije que iba a estar a su lado hasta que el se cansara…-Contestó, y cambió el rostro.-Pero que los restrictores nos amenacen cambia las cosas… es algo que no podría permitir…
-Podemos luchar…
-La última vez casi perdimos. Por eso no quería arriesgarme, ¿sabes?
Dan se calló, asintiendo.
-¿Crees que Alex me perdone? Porque si no lo hiciera yo…
-Lo hará… conozco a Alex, es comprensivo y te quiere más de lo que tu crees. Siempre habla de ti y lo hace muy bien.-Explicó Dan.-Además… yo estaré a tu lado, siempre.
Matt sonrió.

Porque si no estás
Quién me va a curarde mi soledad
Porque sin tu voz
No podré escuchar a un ángel cantar

Cuando Matt salió de la casa con Dan, Alex estaba convertido de nuevo en humano, tirado en el descuidado jardín mirando las estrellas, echo un ovillo, con sus rizos pelirrojos enmarañados y con una pantalones roídos tapándole. Se había dejado la voz aullándole a la luna, oyendo, como lejos de allí, la manada que le había permitido unirse, aullaba con el su peno. Y había estado tentado de salir corriendo y dejarlo todo atrás, moviendo las patas con rapidez y no volver a ser Alexander. Pero no podía hacerle aquello a Dan… su hilo seguía intacto, más fuerte que antes y no quería hacerle lo mismo que Matt. Sollozó de nuevo… sintiéndose engañado por Matt… sintiendo que no podría volver a confiar en nadie…
Oyó pasos y se levantó, mirando hacia la casa. Abrió muchos los ojos al reconocer al vampiro y se sorprendió aún más al verle agarrado de la mano de Dan.
-¿Matt? ¿Dan?
Matt soltó a Dan y se acercó unos pasos al joven licántropo.
-Alex… yo…
Alex se percató de la culpabilidad en los ojos de Matt y aquella mueca de tristeza reflejada de su ser, lo entendió en seguida, con una gran sonrisa en su rostro antes melancólico. Se levantó del suelo rápidamente y corrió hacia el vampiro, abrazándolo fuertemente.
-Sabía que no podía ser verdad… lo sabía… Sabía que mi Matt estaba ahí dentro.
Matt le abrazó también.
-Lo siento, de veras que lo siento. Pero no podía permitir que os pasara nada a ninguno de los dos… se me caería el mundo.
-Ya esta… da igual… Te perdono todo, ¿cómo no te voy a perdonar? Joder…
Matt sonrió.
-Venga chucho, que me estás aplastando, vamos a dejarnos de mariconadas, ¿no?
Alex le soltó riendo y miró a Dan y luego a Matt.
-¿Vosotros dos…?
Dan y Matt se miraron y la chica se sonrojó sin poder evitarlo.
-¡Qué fuerte!-Exclamó Alex, entre sorprendido y feliz por ellos.- ¿Desde cuándo? ¿Y cómo? No me lo esperaba la verdad… quién lo iba a decir, vosotros que siempre estabais peleándoos…
-Eh, ya esta… que te estás poniendo pesado.-Lo cortó Matt, soplando.
-¡Yo no soy una pesado!-Replicó Alex, cruzándose de brazos.
-No, eres muy, muy, muy pesado.
-¡Matt!
Dan sonrió, ya volvían a estar como siempre y aquello era genial.


Jake entró en la habitación de los jóvenes reclutas abriendo la puerta como si nada.
Dentro de la habitación, que constaba de una litera y una televisión con una Play Station, estaban sus dos nuevos reclutas. Drake y Jasson.
El primero estaba sobre la litera superior jugando a la consola y comiendo patatas fritas con sabor a jamón mientras que le segundo estaba balanceándose en la silla, con un libro delante y la vista clavada en la televisión.
Cuando el restrictor entró ambos pegaron un brinco, Jasson poniéndose de pie y Drake bajando de la litera.
-Señor.-Dijeron al unísono.
Jake les observó.
Jasson era un muchacho de unos dieciocho o diecinueve años, castaño y de ojos color ámbar, tenía el cabello al estilo militar y vestía con una camisa mal puesta y unos pantalones anchos.
Drake, a su lado, un poco más alto que Jasson, tenía el cabello en forma de casco y color rubio ceniza, alborotado. Sus ojos eran azul grisáceo y vestía con una sudadera de un grupo llamado AC/DC y unos pantalones militares. No debería pasar de los dieciocho tampoco.
-Smith-Jasson asintió-Marcus-Drake hizo lo propio.-Nos vamos de caza.
Los dos muchachos se miraron con complicidad, con una sonrisa de satisfacción en sus rostros. Salieron tras Jake con ganas, siguiéndolo de cerca.
-¿Y qué vamos a cazar?-Preguntó Drake, poniéndose a su lado.
-Chupasangres.
-Oh, sí… ya nos tocaba.
Jake sonrió. Aún recordaba cuando Jeffry había ido a su habitación a buscarle diciéndole las mismas palabras. Recordaba a la perfección su primera caza, su primer vampiro muerto y la satisfacción que le había recorrido en aquél momento en el que se había sentido más vivo y fuerte que nunca, con la mano de Jeff en su hombro dándole la enhorabuena por su magnífico trabajo.
Ahora él se llevaba a dos jóvenes cazadores hacia su presa, como una madre tigre a sus cachorros, para que aprendieran ha cazar y estar en la cabeza de la cadena alimenticia.
No tardaron mucho en llegar a su destino, una casa grande y lujosa.
-Ahora chicos, aquí esta el plan.-Los dos jóvenes le miraron con atención, asintiendo a todo lo que su maestro les decía.
Era un honor que Jake fuera su maestro en aquella misión y por eso se habían puesto las pilas para hacerlo bien.
Cuando la presa salió de la casa acompañada se pusieron a ello. Jake sonrió con satisfacción, apuntando al macho con la ballesta.
Ahora le tocaba mover ficha.

Ahora sueño despierto y me dejo llevar.
La venganza es mi amiga y debo esperar.
Por mucho que corras te pagaré con tú misma moneda,
con tú mismo disfraz.

Cuando el olor de los restrictores penetró las barreras de su olfato, Alex se sacudió, gruñendo, pero Matt ya lo había olido también y siseaba a su lado. No los esperaban tan pronto.
-Quieto, Alex… no hagas nada… Se están acercando por delante…
Alex ladró, quejándose.
Cuando los tres cazadores aparecieron ante ellos desarmados se sorprendieron, pero no bajaron la guardia, no se iban a fiar de ellos ni mucho menos. Les miraron atentamente.
Jake se acercó, traía una caja en las manos, la dejó a unos pasos de sus reclutas y volvió a su lugar, con aquella sonrisa macabra que para nada gustó al vampiro y al licántropo.
-Buenas noches, mis estimados bichos.-Los saludó.
Matt y Alex no contestaron.
-Que maleducados por vuestra parte… Pero en fin, pensé que quizá podríamos charlar un rato antes de irnos, ¿verdad, chicos?-Los reclutas a su espalda asintieron con una risa.
Matt entrecerró los ojos, cogiendo a Alex del pelaje para que no se lanzara contra los cazadores.
-¿Qué pretendes con esto? ¿Os largáis sin más?-Preguntó.
Jake sonrió.
-Te he traído un regalito, chupasangres. Espero que te guste… y ya ves, volveremos a vernos muy pronto, espero. Smith, Marcus.-Y se volvieron por donde habían venido.
Cuando se cercioraron de que se habían ido, Alex se acercó a la caja, olfateándola y un olor que le resultó familiar le hizo ladear la cabeza, ladró un par de veces para que Matt se acercara y este tomo la caja entre sus manos.
-¿Qué hueles?
-Un olor familiar.-Contestó Alex, convertido de nuevo en humano.
-¿Familiar?
Y abrió la caja.
Alex observó, pero claro, a él no le afectó ver aquél mecho de cabello rubio ni la fotografía de aquella mujer como a Matt que le chocó de una manera que ni él mismo se hubiera esperado tras tantos años sin saber ni oler nada de ella.
-¿Qué es?-Preguntó Alex, mirando todavía en el interior.
Matt no contestó.
-¿Matt?
Alex observó la cara de Matt y se sorprendió.
-¿Matt?-Volvió a insistir.-Oye… ¿qué pasa? ¡Matt!
Matt lanzó la caja al suelo y comenzó a correr en dirección de los cazadores.
-¡Matt!
Alex se transformó rápidamente en el lobo de pelaje cobrizo y siguió a Matt que corría siguiendo el rastro a polvos de talco. Cuando logró alcanzarle se lanzó sobre él y lo inmovilizó.
-¡Suéltame, Alex!-Rugió el vampiro, desbocado.- ¡Suéltame chucho de mierda!
Alex no entendía nada de aquello…